Magia

No deberían ser nunca los árbitros los protagonistas de los partidos, pero lamentablemente el colegiado del partido contra el UCAM se empeñó en querer ser el actor principal y la terminó liando. Lejos de venirse abajo, la reacción de los de Vicente Parras fue crecerse y pelear por una victoria que será recordada durante mucho tiempo, pese a que el Alcoyano jugó casi todo el partido en inferioridad numérica. También espoleó a una afición, que viendo la entrega de los suyos, acabó siendo el jugador número 12 de los blanquiazules, dando ese aliento necesario. Y es que cuando la comunión entre equipo y afición entra en efervescencia, en el Collao se respira pura magia, que hace que cada jugada y cada minuto sea muy especial. El Deportivo fue un equipo solvente en las dos áreas, con un Mourad en plan estelar, definiendo muy bien en los dos goles que anotó y un José Juan providencial, deteniendo un penalti que hubiera significado el empate del UCAM. El Alcoyano fue un equipo solidario en el esfuerzo con Fran Miranda e Imanol trabajando a destajo, con la defensa echando el cerrojo y unas bandas muy verticales.

Como colofón a una gran noche, el gol de Juli, cargado de maestría, que supuso el 3-0 y que hizo soñar al Collao por un momento. Esa actitud dentro del campo y en la grada debe ser el arma a la cual este equipo debe aferrarse para lograr sus objetivos. Vicente Parras sabe lo que quiere esta afición y de ahí que celebrara por todo lo alto la victoria con el pitido final. Porque todos juntos, equipo y afición, es como se consiguen los retos. Partidos como el se vio frente al UCAM son el mejor ejemplo del fortín del Collao.

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