Mañana siempre será historia

Pero ¿Tenemos mañana? ¿Es verdad que nada detiene el deseo de vivir? ¿Fue cierto que nos tocó vivir tragedias sin nuestra participación? ¿Tenemos buenas razones para defender la felicidad? ¡Por qué no somos felices por igual! ¿Son culpables los dioses, de que tengamos que soportar las miserias sociales? ¿Por qué los culpables siempre son marionetas del poder? ¿Cómo escapar de los instintos hiena, si nos acosan constantemente? ¡La historia que todavía desconocemos, puede ser la fortuna que necesitamos! ¿Es posible que la historia del futuro, todavía desconocida, venga acompañada de suertes improvisadas? ¿Qué culpa tiene el que lo pasa mal, por su sufrimiento? ¿Por qué desconocemos la suerte de la felicidad, mientras que otros muchos la compran? ¡Hay culpables, porque son quienes no resuelven la fórmula que permita vivir sin sufrimiento! ¿Estamos gobernados por mentes heridas o enfermas, sin que podamos desintegrar la fuerza del poder del Dinero, del Estado, de los dioses imaginados? ¿Por qué en la sociedad existe la profesión que satisface a la rapiña, diplomados en política, desde todas las enseñanzas, en los adiestramientos del siempre turbio Estado? ¡El Estado es la ley protectora, en favor de toda clase de corrupción! ¿Tiene sentido que las estructuras de Estado ‘consientan’ la existencia de ricos y pobres? Los ‘ideales, todos’, se diferencian del anarquismo, en que aquellos son la maltrecha burguesía, siempre pendenciera; mientras que libertaria mente, la filosofía anarquista, ordena la vida, la sociedad, a los seres humanos, desde la certificada costumbre, por el derecho a organizarse sin necesidad del sufrimiento, los conflictos sociales y la civilizada fuerza de los ‘pactos sociales’; ‘en consejos’, dotados de sentimientos libres, para que no sea posible ver, que algunos pensamientos enriquecen lo personal, lo particular, lo privado y lo que sólo pertenece al predicador de las riquezas inoportunas y lamentables, entre opulencia y pobreza.

Qué y cómo hacer para que termine de existir socialmente, el látigo malversador de los que diseñan poderes tácticos, que son siempre el certificado de las miserables condiciones de vida social, contra los ciudadanos que sólo buscan vivir, sin señorías de intermediarios. ¿Qué necesidad tiene el ser humano de vivir sometido al criterio de quienes solo buscan el poder del dinero? ¡Todo puede ser mientras estemos gobernados por leyes impostoras! La vida y vivir son requisitos inviolables, por mucho que sepa inventar el cazador de brujas. Los dictadores y las intenciones de dominar, no será nunca bien visto por la triste pobreza que sufren los más necesitados, los que no tienen techo para vivir, los que sueñan con un plato de comida y “solo son imágenes” que desfilan por la pasarela de la imaginación; sin más lujos que la mirada a los que lo tienen todo.

¡Siempre hay un mañana para desear desde hoy! La Naturaleza viene demostrando que es posible modificar todo aquello que no conviene, y que impide el interés para que pueda aportar mayor clima de felicidad. Todo es historia, todo tiene su fuerza, todo con sentido porque forma parte de los sueños; ese mundo que casi nunca alcanzamos, para reforzar el largo y maravilloso espacio entre la vida y lo que suceda al apagarse la imagen, y los valores de las ideas; también, lo que desde el escenario vivo, forma parte del gran lujo, de los grandes y enormes pensamientos que, el cerebro humano, es capaz de soportar, especialmente cuando crea y despeja los vicios, por el lujo de disfrutar la magia del orden; pero ese ‘orden’ que permite conocer los grandes amores, las grandes emociones y el inevitable sueño de saber caminar: Por senderos hacia el infinito abrazo que solemos dar a la felicidad; esa fuerza que nos acompaña siempre; unas veces con abrazo; otras con la improvisada entrega, rendidos al gusto sorprendente encontrado, por ahí, despertando cuanto hay en el cuerpo y en la mente.

Es cuando aparece la idea de los placeres que tienen mirada fija, desde siempre, para que en la historia ‘no realizada todavía’, se pueda leer, desde otras generaciones, que estuvimos por aquí, entre las brumas inevitables, que pueden mostrar cierta transparencia, sin cortinas de humo, necesarias para la convivencia ciudadana, porque es verdad que somos los humanos, aficionados a lo espectacular de las costumbres, porque solemos seleccionar toda clase de historias, sobre los hechos consumados, con el firme propósito de vanagloriar los sueños.

Allí, en la historia, se podrá encontrar toda clase de formas de vida, también los valores civilizados, porque éstos, siempre estarán identificados, por su absurdidad o grandeza. A la historia debemos llegar, porque no podemos desarrollar todo lo que deberíamos crear y levantar, después de que somos capaces de consultar el pasado, el presente y lo que ha de venir, en caso de que sepamos despejar, lo que bien podemos entender de la Cultura constructiva, edificadora, comunicativa y seria. La historia no puede mentir, no puede ir de criterios equivocados, aunque en ocasiones se registre el ejemplo, porque sucedieron cosas en los errores contados, con los dedos de una mano. La realidad de los conflictos, cuando son bélicos, nada se puede reprochar, por mucho que se analice el origen; fueron siempre acuerdos, de locuras rebeldes, locuras de protesta, locuras de ideas aplicadas para que el poder político gane batallas, aunque no deseadas, que nunca tuvieron que realizarse. La historia los viene clasificando de impostores, descerebrados; enfermos dotados de leyes impostoras, imposibles, que nunca debieron realizarse.

¿Qué decir de la historia del mañana? Desde la experiencia, no mucho, porque el futuro de la experiencia no tiene historia, pero desde la imaginación mucho: ¡Por ejemplo el sueño de vivir civilizada mente! Es pues, nada menos, necesario comprender que la civilización puede y debe equilibrar los equinoccios, especialmente primaverales. Las tradiciones tienen su encanto, pero al ser tradiciones, son fijas ideas que fueron realidad en su tiempo. Es más hermoso sorprendernos en la vida con proyectos de belleza sin igual, propios de ilusionadas formas de ver el porvenir, que es la historia del mañana.

En ese mañana que espera siempre su realización, cabe sortear toda clase de cambios, toda clase de eventos, toda clase de encuentros con la naturaleza, la misma que nuestros ojos, bien capacitados para crear nuevos escenarios, en toda clase de paraísos, son y serán siempre lo más grande, y lo mejor que podamos disfrutar, junto al tiempo del encantador presente que es la Vida.

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