Ni un milagro de Sant Jordi arregla su puente

La Generalitat valenciana ha dicho que la conservación del puente de Sant Jordi es un asunto que compete al ayuntamiento de Alcoy. Diecisiete años después de que el gobierno con mayoría absoluta del PP aprobara a su cargo la restauración de la emblemática infraestructura con una inversión de 500 millones de pesetas repartidos a lo largo de tres años, gasto incluido en los presupuestos de 1996 presentados en Valencia por el entonces conseller de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes Luis Fernando Cartagena, acuerdo que publicamos en su día en el desaparecido CIUDAD, ahora resulta que la Generalitat dice que este gasto tiene que correr a cargo de los alcoyanos. A la vista de la ruina de las arcas comunitarias y que las cuentas municipales que no están para tirar cohetes, pienso que ni un milagro de Sant Jordi podrá arreglar su puente.

El día 28 de mayo de 1995 el Partido Popular alcanzó la mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana y todavía la conserva. En el curso de estos dieciocho años de gobierno de la derecha valenciana hemos crecido en deudas, en pérdida de industrias y comercios, en desempleados, en la desaparición de nuestro sistema financiero con las quiebras de CAM, Bancaja y Banco de Valencia, en un montón de obras públicas absolutamente deficitarias y también en políticos imputados por corrupción. Y la Generalitat debe tantos miles de millones de euros que incluso su gobierno es deudor del ayuntamiento de Alcoy, o sea de todos los alcoyanos, en unos siete millones de euros.

La lista de errores políticos, desmanes urbanísticos y despilfarros que han cometido los políticos valencianos del PP desde 1995 sería interminable. Ante las evidencias que los populares han llevado a la Comunidad a la quiebra este partido debería mandar a sus casas a quienes hoy ocupan cargos de gobierno. No me refiero a que gobiernen otros partidos pero sí debería cambiarlos por otros de su propio partido, que los tienen a manta; por malos que sean los sustitutos, peor que éstos y que tengan más imputaciones de la Justicia, imposible.

De vez en cuando me doy un paseo por la calle Alarcón para comprobar que siguen en marcha las obras de construcción del parking, plantas de servicio y pabellón deportivo que la Politécnica de Valencia construye allá arriba para la EPSA. Mis temores sobre la suspensión de esta obra pública que depende de la Generalitat o de los pagos de sus compromisos económicos, aumentaron hace un par de semanas cuando el rector saliente de la UPV, Juan Juliá y el entrante, Francisco Mora (por cierto, leí que este catedrático nació en Alcoy), en unas declaraciones públicas ambos mostraban sus temores respecto del pronto cobro de unos 1.000 millones de euros que la Generalitat adeuda a las cinco universidades valencianas, deuda que aseguraron que el gobierno del PP arrastra desde tres ejercicios anteriores.

Creo que la Generalitat no liquida el dinero que nos debe a los alcoyanos para que los partidos en la oposición disfruten criticando al gobierno que preside el socialista Francés pero cuando gobernaban aquí Peralta y Sedano tampoco soltaban la pasta, claro que entonces los chicos y chicas del PP, cuy adhesión al partido es inquebrantable, no decían ni pío de la deuda. Esa teoría por la cual la gente cree que si el mismo partido gobierna en Alcoy, Valencia y Madrid el maná de las subvenciones nos cae del cielo es falsa. Salvo los años que esta confluencia fue de signo socialista –Sanus-Lerma-Felipe-, algo que es demostrable por las infraestructuras que se mejoraron entonces, cuando gobernó en Alcoy la derecha con Zaplana en Valencia y Aznar en Madrid, su primera decisión fue anular los proyectos del puente Viaducto-Zona Nord diseñado por Santiago Calatrava y el Auditorio de Javier Feducci. Hoy, cualquier pueblo tiene un auditorio, sólo les falta la sinfónica, la armónica, cuatro bandas de música, grupos de danzas, corales, dulzainas…

Pero vamos al grano. La restauración del puente de San Jordi pasó, de ser aceptada por el gobierno de la Generalitat a soltarse de encima las pulgas y cargarnos a los alcoyanos el mochuelo. Nadie sabe dónde están aquellos quinientos millones de pesetas aprobados en 1996. Lo dicho, esto no lo arregla ni un milagro del Insigne Mártir.


Floreal Moltó. Periodista jubilado

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