OBVIEDADES

La semana pasada, (esta semana la cosa ha cambiado) llegó Ramón de la peña barcelonista, me dio un beso de “medio lao” y se puso a despotricar del Tata Martino. Le pregunté, ¿ha perdido el Barça? No me contestó, pero me miró mal. Igualito que le pasó a Loquillo. Me lo había ganado, claro.
Compro una pastilla de jabón, leo los ingredientes y veo que, además, lleva instrucciones. Exactamente pone; “Úselo como jabón normal”. ¡No fastidies, yo que lo quería para echárselo a las lentejas…!
Suena el teléfono de casa, lo cojo y no es una teleoperadora. Tampoco una empresa de seguros. Tras la sorpresa inicial, cierro la boca y escucho a una amiga que me pregunta:

– ¿Estás en casa?
– Qué va… estoy de vacaciones en el Caribe.

Te cortas el pelo un palmo y te dice una vecina:
– ¿Te has cortado el pelo?
– Nooo… me lo he lavado y ha encogido…

Vivimos rodeados de obviedades, que por algún motivo necesitamos confirmar continuamente, de tal manera, que se crean situaciones, que a poco que nos paremos a reflexionar, resultan chistosas. Las frases obvias se pueden encontrar en cualquier faceta de la vida. Por ejemplo, en el ámbito casero, dónde se nos obsequia, a la vez que obsequiamos, con numerosas obviedades, unas veces cariñosas y otras, no tanto. Por eso, a los casos anteriores, se podrían añadir otros que, adivino, se producen en cada casa.

– ¡Ay!, ¿estás en el baño? (A tu marido, después de comprobar que el pestillo está echado).

– ¿Te vas? (Tu hijo, mientras te ve en la puerta con el bolso colgado).

– ¿Te he despertado? (El marido, después de encender la luz “¿sin querer?” cuando viene de la filá. También la mujer, cuando vuelve de fiesta con las amigas y se encuentra con que el marido, ha vuelto de la filá antes que ella. Y quien dice de la filá, dice de reunión, o de trabajar, o… ¡yo qué sé! Cada uno que piense en sus propias fobias).

A diario, escuchamos y repetimos frases reiterativas. Esos “sube para arriba”, “baja para abajo”, “entra para adentro” y “sal fuera si te atreves” son pleonasmos, redundancias, expresiones con valor enfático y, además, son obviedades. Que levante la derecha, el que no haya sido llamado a recoger la merienda con una de esas frases, y la izquierda, quien nunca haya dicho “ven aquí” y verás lo que vale un peine.

Nos las encontramos en el refranero: No por mucho madrugar, amanece más temprano, A nadie le amarga un dulce, Cuando el río suena, agua lleva, Comer sopas y sorber, no puede ser…
Vamos hombre, ¡no me fastidies! Yo quiero refranes del tipo: Cuanta más grandeza, más llaneza, Si de nada sirve el palo, malo, malo, Cuando guían los ciegos, ¡ay de los que van tras ellos!… En fin, que puedas tomarte un café con alguien y discutir si son ciertos o no.
Las obviedades nos rodean y hay que estar muy atentos, si no queremos obtener respuestas no deseadas a preguntas que hacemos por simple cortesía.

Por ejemplo; si alguien te dice que ha visto la película Serpientes en el avión, ¡no le preguntes que de qué va! Te arriesgas a que te conteste, “pues mira, de unas gallinas en un barco… “ A mí me ha pasado. Se te queda cara de lerdo, mientras te prometes, no volver a preguntar nunca más sobre cine. Conozco a gente, que por ese motivo, tiene una idea confusa sobre la trama de La naranja mecánica.

El mundo del futbol merecería un libro completo y no un articulito. Yo creo que en los clubs se les entrena en el arte de Perogrullo, además de practicar también el arte de hablar, sin decir nada y el de liar la cosa más de lo que estaba. Estas disciplinas las comparten con los políticos. Pero volviendo a las obviedades o perogrulladas, hay algunas muy destacables. La primera (en mi humilde opinión), por imitada, es la de Boskov, que cuando llegó a España, para entrenar al Real Zaragoza, como no sabía prácticamente nada de nuestro idioma, espetó aquello de “Fútbol es fútbol y gol es gol”, frase que, completa o partida en dos, se sigue pronunciando, preferiblemente con voz entrecortada por el esfuerzo y a la entrada del túnel de vestuarios, por futbolistas sudorosos, de todos los equipos y todas las categorías.
Hay más. La de Ronaldo: “Perdimos porque no ganamos”, es una pasada, solo superada por la de Michel: “Si el balón hubiera pasado la línea de gol, habría sido gol”. Parece que a Michel la frase le pareció molona, porque en una retransmisión soltó lo mismo, sin dar tanta explicación: “Llega a entrar y es gol.” Gracias Michel.

Hay, sin embargo, momentos de trágame tierra, cuando damos por obvias algunas señales, que luego resultan ser otra cosa. Uno de esos momentos, es cuando vemos a una vecina que se casó hace tres años y al cruzarnos con ella, le cascamos dos besazos, mientras le ponemos una mano en la barriguita incipiente y decimos. ¡No sabía nada! ¿De cuánto estás? No estoy, es que he engordado… (glubs)

Otro momento para enmarcar es, cuando te encuentras a un conocido el sábado por la noche y le preguntas por su mujer, que es con la que en realidad tienes trato, dando por sentado que o viene detrás de él, o ya está dentro del pub, pero te dice: Pues mira, hace dos semanas que se fue con un antiguo novio, así que ¡ni idea!… (glubs y requeteglubs)
Por eso digo, que no hay que descuidarse, hay que estar ojo avizor con esas señales, que parecen evidentes porque pensamos que es así como deberían ser. Pero luego te llevas una sorpresa morrocotuda. Estoy pensando en nuestro Ayuntamiento. El PP, perdiendo concejales y, lo que es peor, lavando los trapos sucios fuera de casa, en lugar de centrar sus esfuerzos en hacer oposición. Y el bipartito… ¡ay el bipartito!

Ahora resulta que el referéndum, (para conocer si queremos guisarnos y comernos las fiestas de S. Jorge, cada 22, 23 y 24 de abril, o abrirlas orgullosamente a los Alcoyanos que estudian y trabajan fuera de la ciudad, además de al resto del mundo) el referéndum, digo, no tiene el mismo sentido para todos los que conforman ese grupo que, queramos o no, rige a los alcoyanos. Porque, para Jordi Martínez, el resultado no sería vinculante, sin embargo, para Paco Agulló, sí lo sería, desautorizando a su “colega” de bipartido. Total, que algo que parece tan “obvio” como es, el que dos socios de gobierno vayan a la par, no lo es. Al final, parece que la consulta popular no se realizará debido a que toda la oposición se ha abstenido. Supongo que en esa decisión habrá influido la opinión de la Cámara de Comercio, que no se cansa de pedir que centren los esfuerzos en establecer una política industrial clara y en intentar reducir el paro antes que convocar consultas populares sobre festejos. Obviamente, la Cámara sí que ha captado el quid de la cuestión.

P.D. En el parque de atracciones de Sevilla, Isla Mágica, se pueden leer unos carteles que ponen: Por respeto a los demás, guarden la cola. A algunos, el significado les parecerá claro y evidente, pero otros descubrirán un doble sentido. Así pues, cuidado con lo que nos parece obvio.

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