Pues sigamos jugando

Hace ya un tiempo, en este mismo espacio, dediqué estas líneas a la Sanidad Pública, a esa pata del Estado del bienestar que debería estar totalmente blindada y que ha sido –pese a las variadas y numerosas opiniones (o críticas)– la que, día a día ha demostrado su valía, algo que ha hecho siempre, pero que al parecer para algunos es necesario que venga una pandemia mundial para recordárnoslo.

Por desgracia, he vuelto a ser testigo de como es necesario salir a la calle para que la Sanidad se haga respetar. En esta ocasión ha sido el departamento de enfermería el que, tras conocer las plazas ofertadas en el área de Salud de Alcoy ha presentado una dimisión en bloque. “Nos sentimos totalmente abandonados por la conselleria de Sanidad”, afirman. Ese número de plazas supone que “una enfermera y una TCAE tendrán que atender una media de 26 pacientes en el turno de noche”. ¿En serio? ¿Las autoridades permiten estas cifras?

Si bueno, ya si eso de cara a la segunda fase compensaremos la auténtica disparidad en cuanto a esas plazas respecto a otros departamentos de Salud de la provincia de Alicante.
En marcha hay negociaciones, ¿pero qué negociaciones? Y sobre todo, ¿por qué se debe llegar a esas negociaciones?

Las alarmas en este departamento hace mucho tiempo que están sonando, pero al parecer, donde estas deberían escucharse fuertemente están en modo avión y la señal no llega.

Ahora, se confía en posibles rectificaciones, y ojalá lleguen, pero mi preocupación reside en que, a mi parecer, en próximos capítulos de esta interminable serie, volverá a ser imperativa la movilización para algo que es necesario, porque así funcionamos, porque sí seguimos jugando.

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