Sainete blanquiazul

La destitución de Galiana en el mediodía de ayer tras dirigir la sesión matinal de entrenamiento solo es la punta de la sinrazón que acompaña al club desde el mismo momento que un entrenador con la fuerte personalidad de Seligrat se levantó por la mañana y dijo que no quería seguir en el Alcoyano pese a tener contrato, sabedor de lo que se le venía encima sin Fran Miranda, Jony Ñíguez y Marc Martínez y con una plantilla donde López Silva tenía 33 años, Navarro y Mario Fuentes 32, David Torres, Álvaro y Tomás Ruso 31… El primer despropósito fue llamar a Aparicio, un técnico que llevaba una temporada entera sin entrenar y que su último empleo había sido salvar a un filial cuando aquí se le pedía play-off de ascenso. Después en verano llegaron fichajes surrealistas como el del costarricense Cubero con la vitola de jugador franquicia cuando nunca había pisado un campo español. La tercera gran metedura de pata fue nombrar a Galiana como sustituto de Aparicio, un entrenador que había sido cesado en verano en el Lorca, que el curso anterior pasó de puntillas por el fútbol uruguayo y cuyo mayor mérito fue media temporada buena en el Eldense. Si como futbolista en activo fue un cabeza loca, como entrenador tampoco ha demostrado que ha templado mejor sus impulsos. Quiso exprimir tan rápido a la plantilla en busca de resultados, que los jugadores fueron cayendo uno tras otro con lesiones musculares. Precisamente Galiana, como Aparicio, no se ha distinguido por ser un entrenador con métodos actuales, más bien todo lo contrario. Tanto sus planteamientos, su forma de ver el fútbol y hasta sus ruedas de prensa son de alguien a quien hace tiempo que se le pasó el arroz. Le diferenció con respecto a Aparicio su mejor conexión con la plantilla. Desde ayer ya es historia y habrá que ver cómo maneja ahora la situación el club, porque tiene que acertar sí o sí con la decisión que tome o de lo contrario la entidad puede verse abocada a una situación límite en las jornadas que restan. Pero me da la sensación que esta destitución ha pillado en paños menores a la comisión deportiva, que ahora tendrá que trabajar a marchas forzadas y contracorriente. El domingo fue curioso ver en un despacho del club a Hita y Pascual Sendra mientras que en otro estaban Juan Serrano y Fernando Ovidio. Un problema de egos que daría para un buen sainete del añorado Santacreu. A nivel de Consejo de Administración hace casi dos años que Juan Serrano no rinde cuentas de su gestión, lo que ha llevado a más de un consejero a desmarcarse de la entidad con lo que ello supone para el día a día de la entidad. Pintan bastos no solo a nivel deportivo sino también en los despachos.

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