De eterno aspirante, a campeón

El Trofeu Filaes, en sus treinta y cinco años de vida (fue creado en 1984), ha alumbrado historias increíbles, algunas han quedado para siempre en la memoria colectiva de este torneo, que en su última edición vivió uno de esos momentos para el recuerdo con el título obtenido por los Abencerrajes en fútbol sala sénior, su modalidad estrella, por el significado y lo que tuvo de gesta esta victoria.

Sus resultados de las últimas ediciones habían llevado a los Abencerrajes a ganarse la consideración de eterno aspirante. Habitual en los pronósticos como favorito al triunfo final, esa victoria no acababa de concretarse y con el mismo desenlace: los Cruzados como bestia negra y martillo que se encargaba de liquidar cualquier ilusión por terminar llevándose el título.

En 2018 se cruzaron en el camino de los Abencerrajes en los cuartos de final, partido que se decidió por 1-0. Un año antes, en 2017, ambas filaes protagonizaron una de las finales más emocionantes y disputadas que se recuerdan, saldada con el apretado marcador de 4-3 y con un gol de Iván Verdú en la última jugada del partido.

Los Cruzados llegaban a este último partido del torneo con el brillo de haber protagonizado una clasificación impecable, habiendo concedido solo un gol en cinco partidos y veintisiete a favor. Enfrente los Abencerrajes se encontraron con un camino con alguna curva, como el partido de cuartos contra los Almogávares, decidido por 1-2, o la semifinal ante los Vascos, uno de los grandes atractivos de esta edición tras los fichajes de Tasio y Mauro Pastor, eliminatoria resuelta por el resultado de 1-5 mientras que los Cruzados vencían 0-4 a los Ligeros.

TÍTULO DESEADO

Era un título tan deseado que acabó desatándose la locura sobre la pista con el final del encuentro. Nacho Vicedo reconoce que, a sus 36 años, no pudo contener la emoción y se le escapó alguna lágrima. “Ya nos tocaba, habían sido muchos sinsabores demasiado seguidos, siempre estábamos ahí pero al final se nos terminaba escapando el título. En mi caso son veinte años jugando el Trofeu Filaes. Aquí no es como en los equipos que fichas para ganar, somos un grupo de amigos y como yo está Quique Ferre. También estaba Jordi Corbí pero lo quiso dejar el año pasado y me acordé mucho de él, le veía feliz tras el partido, aunque me supo mal que no pudiera disfrutar de este momento”.

Foto: El capitán levantando el trofeo como campeón del Trofeu Filaes.

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