Dentro del rodaje de “Los cuentos de Candyland”

Los Cuentos de Candyland va dirigida a un público joven-adulto. Todo aquel que sienta pasión por el cine y, en general, por el arte y el audiovisual, podrá apreciar el trabajo amateur y de bajo presupuesto. Nombres como el del director y guionista Guy Ritchie o el de Matthew Libatique podrían ser el tipo de referentes de esta serie, pero lo cierto es que todo influye en la mente de la joven productora, Santa Esmeralda.

Un mundo oculto a los ojos de la sociedad sale a la luz durante cuatro episodios, aproximadamente durante 180 minutos. “Se trata de un reflejo exagerado de nuestra realidad a pie de calle. Mostramos todo aquello que normalmente no se ve si no se busca. Los jóvenes y no tan jóvenes se drogan, el sexo sigue siendo un tema tabú a día de hoy. Contenidos que llenan de incomodidad cualquier conversación”, explica el alcoyano Jordi Peidro, director y guionista de “Los cuentos de Candyland”.

Un conjunto de capítulos que, a pesar de no querer ponerle etiquetas, lo clasifican en el género del drama. Sin lloros, pero con sátira, humor negro, acción y dopamina. Mónica Iranzo, directora de arte e iluminación, aclara: “Buscamos representar. Que la gente especialmente de nuestra generación se sienta identificada. Hacemos patente el momento subcultural que vivimos actualmente. Además, nos encanta contar historias locas y ponerlas en imágenes chillonas y sugerentes”.

EL RODAJE

Este proyecto se está llevando a cabo en la ciudad de Alcoy, lugar natal del joven director y guionista de este proyecto. Los rincones de la localidad dotan a la serie de el aspecto perfecto para contar la historia. Desde el peor callejón hasta magníficos paraísos abandonados crean una escenografía natural que ayuda a los personajes a meterse en el Cadyland.

Foto: El equipo que está al frente de la serie.

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