Histórico Parras

Figura en el selecto grupo de técnicos con más partidos en el Alcoyano

Histórico Parras
Vicente Parras durante un entrenamiento en el Francisco Laporta de esta pretemporada. XAVI TEROL

Parece que fue la pasada semana pero han pasado ya cuatro años. En el verano de 2019, con la afición blanquiazul tratando de digerir el descenso a Tercera, el único debate que animaba las tertulias en torno al Deportivo era la elección del técnico que se iba a encargar de liderar el proyecto de retornar a la Segunda B.

El corazón de los aficionados más nostálgicos se aceleraba cuando escuchaba el nombre de David Porras. Era el favorito de la gran mayoría. En el otro bando, el que creía que la etapa del técnico que llevó al Deportivo de regreso a Segunda División después de más de cuatro décadas había caducado, estaba Vicente Parras.

Eran muchas las voces que argumentaba que se trataba de una apuesta arriesgada, de alguien que no conocía la casa y que no bastaba con haber llevado al Ontinyent a soñar con jugar el play-off de ascenso. Sin embargo, como luego se comprobó detrás de esa etiqueta había bastante más.

Estaba un entrenador que encajó como anillo al dedo en la filosofía del Collao y la manera de pensar del aficionado blanquiazul, que tardó muy poco en meterse en el bolsillo a una grada que vio en aquel equipo la recuperación de unos valores que parecían olvidados tras la deriva de las últimas campañas que terminaron con un descenso que se venía venir.

En contra de muchas opiniones
Fue Josele González, recién llegado a la dirección deportiva del club, quien se encargó de tomar la decisión y de elegir a Vicente Parras en contra de la opinión de muchos seguidores blanquiazules que hicieron campaña para el retorno de David Porras.

Parras entró de pie como se suele decir en estos casos. Consiguió muy rápidamente que la afición volviera al Collao. Más que por las goleadas que se vieron, por la actitud de un equipo que nunca tenía bastante, que siempre quería más. Fue la liga de la pandemia. Hasta la explosión del coronavirus, con la paralización de todo un país, el Alcoyano era el equipo a batir y sus estadísticas eran de récord. Los blanquiazules llegaron a estar 27 jornadas sin ceder una sola derrota.

La suspensión de la liga privó de saber hasta dónde hubiera sido capaz de llegar aquel equipo. El fútbol volvió pero ya no fue nada igual. Deportivamente el Alcoyano se quedó en la orilla y el ascenso vino en los despachos, en una decisión salomónica de la Federación.

Todo lo que se vivió aquellas semanas de incertidumbre impidió que se celebrara el retorno a la Segunda B, la categoría fetiche de los blanquiazules durante muchos años, como merecía la ocasión y a aquellos días de alegría efímera le siguieron otros de confeccionar una plantilla a contrarreloj y con pocos alardes debido al desastre económico que ya empezaba a asomar en sus arcas.

El Alcoyano hizo una discreta primera vuelta, con muchos problemas en el arranque, para firmar una segunda vuelta “made in Parras”, que permitieron a los blanquiazules meter la cabeza en la nueva Primera Federación con aquella recordada victoria en Atzeneta con gol de Mourad.

Después de aquello, muchas alegrías, sobre todo con las recordadas eliminatorias de Copa y aquel partido frente al Real Madrid de Zidane en plena pandemia que supuso el despertar de un sentimiento hacia el equipo de la ciudad que llevaba mucho tiempo oculto desde hace mucho tiempo por la acumulación de despropósitos que habían llevado a un distanciamiento progresivo de la afición con el Alcoyano.

Mientras que deportivamente se sobrevivía con la cabeza muy alta, con Vicente Parras elevado a tótem del alcoyanismo, la situación era cada vez más insostenible a nivel económico, hasta el punto de que en el verano del año pasado saltaban todas las alarmas y se anunciaba que el club estaba en venta para hacer posible su supervivencia.

Parras obraba otro milagro y consiguió que el Alcoyano fuera líder invicto durante las seis primeras jornadas del pasado curso. Sin embargo, la inestabilidad institucional acabó dejándose sentir en el vestuario y ni la llegada de Juan Carlos Ramírez como nuevo propietario del club actuó como paracaídas en una plantilla tocada anímicamente que sufrió el resto de la temporada y solo terminó respirando a dos jornadas del final cuando supo que matemáticamente tenía la salvación en el bolsillo, pero la segunda vuelta fue de infarto, con una final en cada partido que disputaba.

Fue una etapa en la que por primera vez desde que Parras llegó al Alcoyano, surgieron los malos resultados y su figura empezó a ser cuestionada, hasta el punto de caminar por un fino alambre en varios partidos, si bien la unión que demostró el vestuario en torno a su técnico hizo que su cabeza no terminara de caer. Es más, el buen final de temporada del equipo, reforzó su figura hasta el punto de que Ramírez le acabara dando toda su confianza para liderar su primer proyecto como propietario del club.

Con su continuidad en el banquillo, se abre un horizonte novedoso para Parras desde que llegara al club en el verano de 2019. El técnico tendrá a sus órdenes a varias de sus peticiones, cuando lo normal era que se tuviera que conformar con otro perfil de jugador, en el que la economía mandaba.

Futbolistas como el portero Perales o el central Julen Monreal, jugadores a los que conocía, han podido venir cuando en otras circunstancias hubiera sido imposible. Igual sucede con Sergi García, que ha llegado con la baja del Albacete en el bolsillo y que también era una petición expresa de Parras. O Sergi López, un sub’23 por el que el Alcoyano ha pagado una cifra cercana a los 20.000 euros por su traspaso.

Tres incorporaciones fallidas
Solo hay tres futbolistas que se han resistido y que no han acabado en el Alcoyano pese a que económicamente se apostó fuerte. El que más ha dolido ha sido Moyita, que finalmente decidió marcharse al Castellón, pese a las continuas promesas de que su prioridad era volver a vestir la camiseta blanquiazul.

Cuando se supo que el sevillano podía terminar dando calabazas, el Alcoyano fue a por Borja Fernández del Algeciras con todas las consecuencias, pero la negativa de su mujer a moverse de Andalucía frustró el fichaje. Otro importante refuerzo que quedó en el camino fue Marc Baró, lateral izquierdo del At. Baleares, por el que el Alcoyano llegó a ofrecer una importante suma de dinero por su traspaso, si bien fue el Murcia quien se terminó llevando el gato al agua.

En cualquier caso, el Alcoyano ha elegido bien durante el verano y Parras tendrá a sus órdenes posiblemente la mejor plantilla desde que salió en el verano de 2017 hacia el Clariano tras un largo periplo como entrenador del fútbol base del Elche, hasta que en la temporada 2015/16 se hizo cargo del filial después que un viejo conocido de la afición blanquiazul, Óscar Cano, dejase plantado al conjunto franjiverde y decidiera no comenzar aquella campaña.

Ese técnico que llegó al Alcoyano con la opinión en contra de una parte de la afición, lleva camino de convertirse en leyenda blanquiazul. Camino de su quinta temporada consecutiva, ya es el quinto entrenador con más partidos oficiales de la historia del Deportivo.

Si todo transcurre con normalidad, Parras desbancaría en el tercer mes de competición del nuevo curso a Pepe Aroca y se situaría en el cuarto lugar de los entrenadores con más partidos en el banquillo blanquiazul. Suma 141, de los cuales 128 son de Liga, por 149 (134 de Liga) de Pepe Aroca.

Incluso si logra acabar la temporada, terminaría en el podio, que ahora mismo cierra Alfonso Guasp, con 177 partidos repartidos a lo largo de seis campañas. De momento son inalcanzables para Parras, Juan Muñoz que suma 214 en cinco temporadas y lidera la clasificación un histórico, Ramón Balaguer, el técnico de la etapa dorada del Deportivo en Primera División, que dirigió al equipo en 352 partidos a lo largo de once temporadas.

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