La gimnasia hecha elegancia

Laura Casabuena, que prepara el Mundial de finales de mes, es la gimnasta del momento tras un intenso verano con Juegos del Mediterráneo, Europeo y Copa del Mundo

Es la gimnasta del momento en el panorama nacional, la que abandera el cambio generacional tras un ciclo olímpico, la niña tímida que era una auténtica desconocida hace apenas un año cuando se presentó en Madrid en busca de cumplir un sueño y que ahora encandila con su gimnasia elegante, como de otra época. También es la gimnasta revelación de un verano cargado de grandes competiciones, en las que muchas veces parecía estar de sobra por su inexperiencia, pero en las que terminaba por arreglárselas de tal manera que nunca se iba de vacío, bien con una medalla, un puesto en la final o dejando siempre algún detalle de que su aprendizaje no tenía techo.

Esa es Laura Casabuena, la deportista alcoyana que no deja de romper barreras, de saltarse procesos y de dar manotazos encima de la mesa reivindicándose en cada competición que asiste. Hace dos sábados, en la Copa del Mundo de París, que pasa por ser la mejor del circuito de la Federación Internacional de Gimnasia Artística, celebrado en el magestuoso escenario del pabellón París-Bercy Arena con capacidad para 16.000 espectadores, la alcoyana logró ser cuarta en la final de suelo. Solo consiguieron superarla la estadounidense Jordan Chiles, medallista por equipos en Tokio 2020; su compatriota Shilese Jones, campeona estadounidense en 2022, siendo tercera la británica Jennifer Gadirova, bronce por equipos en Tokio 2020.

Hace justo un año, en septiembre de 2021, nadie imaginaba que aquella niña de 15 años que pasó muchas noches llorando en su habitación del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, a la que le costó –y le sigue costando– el exigente ritmo de vida que inició como gimnasta becada por la Federación Española. De repente se encontró que las horas de entrenamiento se duplicaban de tres a siete. Su jornada diaria en el CAR arranca temprano, a las 7 de la mañana, cuando se levanta después de ocho horas de descanso. A las ocho entra en clase hasta las 10,40, hora en la que comienza su primer entrenamiento de la jornada hasta las dos. Parada de una hora para comer y reponer fuerzas, volviendo a las aulas de tres a cinco, para a partir de esa hora empezar la segunda sesión de entrenamiento que se prolonga hasta las 21,15 horas.

“No solo ha cambiado mi cuerpo en estos doce últimos meses, también a nivel mental soy otra persona para aguantar ese ritmo tan exigente”, reconoce la alcoyana, de 16 años. Todo comenzó en 2012, durante la celebración de las Olimpiadas de Londres, en las que la niña Laura Casabuena, que entonces tenía 7 años, siguió con tal pasión la competición que al acabar le dijo a su padre que algún día quería ser gimnasta olímpica. “Mi padre, como conocía a Tavi Fuentes, habló con él y así empezó todo”, recuerda de sus inicios en el Club Gimnàstica Alcoi “El Pastoret”.

Un sueño que en los años siguientes fue haciendo cada vez más suyo, hasta que en el verano de 2021 decidió dar el paso definitivo y aceptar marcharse a Madrid, aprovechando que se cerraba un ciclo olímpico y se abría otro, el de París 2024, en el que Laura Casabuena llegará con 18 años, la edad perfecta para hacer realidad ese sueño de niña. “Llevo un año de muchos cambios, no ha sido fácil, pero creo que estoy en el buen camino. Es lo que quería desde pequeña y ahora estoy viviendo esa experiencia que tanto deseé durante años”, confiesa. Sin embargo, nadie, ni siquiera ella misma, se imaginaba verse compitiendo junto a las mejores tan pronto. Su etapa de adaptación terminó en junio pasado cuando fue enviada a Koper, localidad eslovena que albergó una Copa del Mundo, su primera competición internacional.

La alcoyana respondió como una veterana, cuando era la más joven, con dos finales por aparatos, finalizando quinta en paralelas y séptima en suelo. Dos semanas después estaba en Orán (Argelia), formando parte del equipo nacional femenino que se hizo con la medalla de bronce en los Juegos del Mediterráneo, mientras que a nivel individual terminaba quinta en barra y séptima en suelo. Su siguiente cita fueron los Nacionales de Pamplona, en los que solo la gimnasta olímpica Alba Petisco logró superarle, colgándose la medalla de plata en el All Around.

En agosto se marchó a Múnich, escenario del Europeo, formando parte del equipo que alcanzó la final y terminó octavo. La alcoyana volvió a la carga hace un par de sábados con motivo de la Copa del Mundo de París y el pasado fin de semana participó en el prestigioso Memorial Blume-Trofeo Ciudad de Barcelona, celebrado en el Centre Esportiu Municipal Olímpics Vall Hebron de Barcelona, en el que volvió a subir al podio y finalizó tercera.

Será la última competición antes de poner definitivamente la guinda a la presente temporada con su participación en el Mundial de Liverpool de finales de este mes. “Me gustaría hacerlo muy bien al ser la última competición y estarán las mejores. No me marco un objetivo, simplemente busco hacer bien mi trabajo. Estoy disfrutando esta etapa, pero siempre pensando que lo mejor aún está por llegar. ¿Un sueño? Ser olímpica y colgarme una medalla”, asegura sin dudar, lo que dice mucho de su ambición deportiva. “Deseo que llegue el final de temporada más que por descansar física y mentalmente, por probar cosas nuevas que es lo bonito de la gimnasia, practicar elementos nuevos y subir la dificultad. En eso quiero centrarme una vez termine el Mundial”, deslizó.

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