La ‘niña de la guerra’ de Banyeres, protagonista de una exposición en Santander

Carmen Camús fue el foco de atención de los asistentes, entre ellos el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla

La ‘niña de la guerra’ de Banyeres, protagonista de una exposición en Santander
Carmen Camús en la exposición inaugurada a Santander.

Carmen Camús Ribera, de 92 años, fue la protagonista absoluta de la exposición fotográfica que se inauguró en la Biblioteca Central de Cantabria el día 20 de octubre, viernes, titulada ‘Una vida, dos países, dos guerras’. Organizada por la asociación “Desmemoriados Memoria Colectiva de Cantabria”. En ella pueden contemplarse imágenes que dan testimonio de la evacuación de centenares de niños de la península para protegerlos ante el avance de la Guerra Civil.

La muestra se complementa con otra colección denominada “Dos patrias llevo conmigo”, de la asociación “Niños de la Guerra/Niños de Rusia”, que aborda expresamente la vida de los niños y niñas que fueron enviados a la Unión Soviética.

La exposición pretende dar a conocer las vicisitudes que sufrieron aquellos niños en su peregrinar por diferentes puntos de Europa, desproveídos de sus padres y de cualquier consuelo, y que tuvo como punto de partida Cantabria. Exhibe fotografías de la salida hacia Rusia y de cómo vivían aquellos niños con sus padres adoptivos.

Al acto de presentación asistió la banyerina Carmen Camús, como única representante de aquellos “niños de la guerra”. Lo hizo acompañada de familiares y un grupo de amigos de Santander, entre los cuales estaba Araceli Cavada, que coordinó la presencia de Carmen en la exposición. De hecho, Carmen aparece en diversas de las imágenes que se exhiben.

Nuestra protagonista, que es cántabra de origen, vivió, como otros muchos, una historia de drama, aunque afortunadamente para ella tuvo un desenlace feliz.

CÁNTABRA DE NACIMIENTO
Carmen es originaria de la población de Maliaño, a unos 6 kilómetros de Santander. Nació en 1931 en una familia humilde en la cual el padre acababa de morir y donde la madre tenía que hacerse cargo de cuatro hijos, sin medios para poder mantenerlos. Con la llegada de la guerra los tiempos se volvieron más difíciles e hizo falta habilitar espacios para poder atender niños que habían quedado huérfanos, hijos de militares que habían acudido a la Guerra Civil.

Uno de estos lugares estaba en los bajos del llamado Hotel Real, establecimiento que todavía perdura en la actualidad, y alguien planteó a su madre, Luisa, que llevara allí a la niña para que pudiera recibir mejor atención, a pesar de no cumplir el requisito de ser huérfana de guerra. Esto ayudaría a la madre, que trabajaba todo el día para poder sacar adelante a su familia.

El 17 de febrero de 1937, cuando Carmen tenía 6 años, un dispositivo recogió a todos los niños allí albergados para ser trasladados a Rusia, donde alguien los acogería. La niña formó parte del contingente, sin saberlo su madre, que se enteraría un día después. Ya era tarde, Carmen había embarcado en el puerto de Santander junto otros muchos niños y niñas y el barco había salido hacia un destino a priori incierto.

El itinerario marítimo llevó a los expedicionarios hasta la localidad francesa de San Juan de Luz. Allí desembarcaron para partir hacia Girona y desde allí pasar en Francia, en dirección a París.

La providencia hizo que un matrimonio español que no tenía hijos y que residía en París se enterara de que podía adoptar a alguno de los niños que iban hacia Rusia. Juan José i Remedios, originarios de La Cañada y regentes de una frutería, negocio que montaron después de haber acudido en Francia a hacer la vendimia, se ocuparon de Carmen, circunstancia que aportó en su vida un giro de 180 grados.

Después de dos años de estancia con la nueva familia, todos volvieron a España, volviendo a Cañada, de donde procedían.

Ya aquí sus padres adoptivos hicieron lo imposible para que Carmen pudiera localizar a su madre biológica y a sus hermanos y poder formalizar de manera correcta la adopción. Esto propició que, pasado un tiempo, Carmen pudiera conocer a Luisa, su madre, de la cual apenas se acordaba, así como a sus hermanos: Antonia, Paco y José Luis, este último el más pequeño y que todavía vivo, consiguiendo así recobrar la relación con su familia original.

Carmen vivió en Cañada. Allí se casó, formó una familia y nacieron sus primeras hijas. Más tarde se estableció en Banyeres de Mariola, después de que su marido fuera destinado a nuestro pueblo como delegado de Iberdrola, permaneciendo aquí durante más de cinco décadas.

Hoy en día, a sus 92 años, continúa empadronada en Banyeres aunque pasa largas temporadas en Cañada, básicamente por comodidad, en una casa sin escaleras, diferente a la que tiene en Banyeres, aspecto que le aporta mayor calidad de vida.

EL HOMENAJE DE LOS ASISTENTES
Carmen fue el foco de atención de los asistentes a la inauguración de la exposición, entre ellos el que es ex presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y su mujer, que acudieron a la muestra de manera particular. También lo fue del historiador José Manuel Puente, que ofreció la charla ‘Los niños de la guerra de Cantabria. Unas vidas para conocer’ con motivo de la presentación.

Puente es autor de varios libros de historia de la Comunidad Autónoma centrados sobre todo en los años 30 y 40 del siglo XX. Se da la circunstancia que Santander fue refugio de muchas personas que salieron de sus lugares de origen huyendo de la guerra y fue puerto de salida y de esperanza para muchos, entre ellos, muchos “niños de la guerra”.

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