La nueva vida de Jorge Molina

Deja atrás una carrera increíble con casi 500 partidos entre Primera y Segunda División y más de 150 goles

A finales de julio pasado llegó el momento que Jorge Molina nunca deseó. En una emotiva carta publicada en su perfil en redes sociales decía adiós a sus 41 años. En el escrito, que finalizaba con un descriptivo “abrazos de gol”, que perfectamente define su longeva carrera, y que empezaba echando la vista atrás, a la tarde del 7 de mayo de 1999 cuando con 17 años hizo su debut “en mi querido Alcoyano”, “quien me iba a decir a mí que iba a tener una carrera tan bonita, pasando y disfrutando de todas las categorías del fútbol español, desde la Tercera a la Primera División, e incluso jugando en Europa en tres equipos diferentes”, describió.

El escrito incluía una reflexión, la de alguien que se resignaba a aceptar el momento, pero que era consciente de la importancia del paso que iba a dar tras casi dos décadas y media de una intensa carrera futbolística: “Las despedidas son tristes simplemente porque son despedidas, si no duele es porque no importan, si no te importan no es una despedida”, agregó. Fue su manera de agradecer y recordar todos esos momentos “buenos y otros que aún escuecen, pero en la balanza, sigue ganando lo positivo”.

Un mes después, lejos ya de los ruidos que acompañaron aquellos días, posiblemente los más difíciles de su despampanante carrera, Jorge Molina es una persona feliz y conciliado con su nueva vida. “No fue una decisión fácil, me costó mucho tomarla. Estuve una semana dándole muchas vueltas. Mi intención era seguir jugando, volver tras la lesión. Fue el club quien me dijo que no me iban a renovar, pero que contaban conmigo para seguir con ellos. Dejaron que decidiera. Con otra edad, hubiera continuado, me sentía con muchas ganas, la recuperación iba muy bien, pero empiezan las dudas, tienes que mover otra vez la familia, no sabes cómo estarás y dónde acabarás, entonces es cuando tomas la decisión de dejarlo. Estoy muy agradecido a Paco López que me abrió las puertas para incorporarme a su cuerpo técnico”, explica Jorge Molina.

Y ahí anda, tomando consciencia de que ha iniciado una nueva etapa en su vida. “Trato de empaparme de todo. Para mí cada día es un aprendizaje nuevo. Hay momentos que me faltan horas. El Granada me habló de ser la imagen del club, ocupando un cargo más institucional, pero yo prefiero estar en el césped, de enlace de los que hasta hace poco eran mis compañeros. Por la mañana hago trabajo de campo y por la tarde más de despacho. Me he preparado para este momento, tengo el carnet de entrenador y de director deportivo, aunque no ha sido hasta hace poco que me tiraba más el trabajo de campo. No me planteo nada de cara al futuro, ahora lo único que quiero es crecer y aprovechar esta oportunidad”, confiesa.

Es inevitable no echar la vista atrás a una carrera de ensueño, al alcance de los elegidos y Jorge Molina lo ha sido. Además de sus récords de longevidad en España y en Europa, es el único jugador que ha sido máximo goleador en tres categorías diferentes: Tercera con el Gandía, Segunda B en el Benidorm y Segunda División con el Elche.

En Primera División jugó nueve temporadas, disputando 289 partidos oficiales y anotando 73 goles. Además, en tres participaciones en la Europa League, considerada la segunda competición europea, jugó 22 partidos y anotó 5 goles. En el Betis, club al que llegó tras ser “pichichi” de Segunda con el Elche y de pagar los verdiblancos 2,4 millones de euros en concepto de traspaso (al final solo abonó un millón), estuvo seis temporadas y disputó 212 partidos, con 77 goles anotados.

“Estoy muy orgulloso de todo lo que he conseguido. De menos a más. Nunca imaginé llegar a Primera División y después estar tantos años”, recuerda Jorge Molina. Hubo dos episodios en el inicio de su carrera, ambos con el Alcoyano como telón de fondo, que comenzaron a forjar su carácter dentro del mundo del fútbol. En uno, el Valencia vino con 8 millones de pesetas, “un dineral para la época”, según confiesa, pero el entonces presidente, José Luis Laporta, se negó a traspasarlo. En el siguiente, reconoce que su cabeza “me hizo click” y se propuso cerrar alguna boca.

El Alcoyano, entonces presidido por Javi Gandía, quiso que regresara. Jorge Molina negoció la rescisión con el Benidorm, aún a costa de perder dinero pero con la idea de estar en casa, pero cuando consiguió la baja se encontró que el Alcoyano había fichado al argentino Gorostiza, que pasó con más pena que gloria por el Collao. “Fue un palo muy grande”, subraya.
Después de aquello, su carrera inició una imparable cuesta arriba. Sus seis años en el Betis le abrieron las puertas de la élite y el reconocimiento del fútbol español. “Fue una etapa muy bonita, es un club único, otro mundo. Todo lo que allí sucede se magnifica mucho y tiene una enorme repercusión. No es un club fácil y estar tantos años no es sencillo. Ser el quinto o sexto goleador de la historia del Betis es un orgullo”, reconoce.

Se especuló con su vuelta al Alcoyano y cerrar así su etapa como jugador vestido de blanquiazul. En el club se quiso hacer una tentativa de última hora que coincidió con el anuncio de su retirada. “Me llegaron comentarios a través de las redes sociales. En ningún momento se planteó esa opción, pero si hubiera habido alguna posibilidad era cuestión de hablarlo, habría sido una despedida distinta para mí”, desvela Jorge Molina, quien confiesa que “mi casa sigue estando en Alcoy y la idea es irme a vivir allí el día de mañana”.

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