Mil sillas para las Entradas vendidas el primer día

Ayer viernes dio comienzo la venta general de sillas para presenciar las Entradas y la Procesión General. El Casal abrió sus puertas media hora antes de lo previsto –se había anunciado a las 10 de la mañana– para atender a las personas que llevan horas guardando cola. En principio, son 4.000 las plazas que salen a la venta, si bien esta cifra se verá ampliada en los próximos días hasta las 9.000, cuando se realice la devolución de las sillas de abonados que no han sido retiradas, como también las que se ofrecen a las agencias de viajes.

En lo que respecta a la marcha de la venta en el primer día, como era previsible se formó una larga cola que animó a la Associació de Sant Jordi a adelantar media hora el inicio de la venta. El primero de la fila llevaba desde las cinco de la mañana guardando turno. Fernando Sáez asegura que todos los años cumple con el mismo ritual y que “no quiero que venga mi mujer, me sabe mal que pase frío, esto es cosa mía”, comenta.

Finalmente, Fernando no pudo conseguir los dos asientos deseados en la tribuna situada a espaldas del Castillo de Fiestas, pero se mostraba igualmente satisfecho por haber logrado las localidades en segunda fila en la calle San Nicolás. “Mi mujer no quiere primera fila porque le dan miedo los caballos”, aclaraba.

Mil asientos el primer día

Antes de abrir las oficinas del Casal, la cola llegaba a la esquina de la calle Sant Miquel con la Placeta del Carbó. Unas cincuenta personas esperaban su turno desde aproximadamente las ocho de la mañana, cuando empezaron a llegar la mayoría, exceptuando media docena de personas que llevaban desde mucho antes. Algunas destacaban “el frío que hemos pasado”, mientras otras echaban de menos “un sitio donde tomar algo” durante la espera.

A la finalización de la jornada, Ponsoda destacaba la gran afluencia de gente durante el primer día, calculando unas mil localidades vendidas. También incidía en la buena marcha de la venta, que se extendió hasta las ocho de la tarde desarrollándose de manera “fluida”. Según explicó, la mayor cola se había formado a primera hora de la mañana, para después atender las peticiones sin demasiado tiempo de espera.

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