Que no, no es un regalo

Que el puente Fernando Reig entrara l lunes en circulación, después de 20 meses cerrado, es sin duda motivo de alegría y de felicitación. Se trata de una infraestructuras más que necesaria, además de emblemática, por lo que me disgustaba verla inerte, en decadencia, a la espera de saber qué sucedía, primero, y de materializar la solución al problema, después.

Por eso, que la reparación haya finalizado y lo haya hecho unos dos meses antes de lo previsto es motivo de aplauso, especialmente después de ser una actuación que no se ha paralizado, en la que la actividad ha acompañado prácticamente el año que ha estado en obras y que ha servido no solo para ese avance sobre el plazo previsto, sino para que yo haya recuperado la fe en las necesarias obras públicas. Una fe que había perdido, acostumbrada a que en la mayoría de las actuaciones de envergadura los plazos caigan en saco roto, con un incumplimiento tras otro.

Pero dicho esto, sí me gustaría puntualizar que nadie nos ha regalado nada. Que se haya reparado el Fernando Reig no es un regalo del Ministerio, ni mucho menos. Un Ministerio que, al igual que las demás administraciones, se nutre de los bolsillos de los contribuyentes.
El puente se rompió. Se nos dijo que un tirante… y vete a saber si la cosa quedó ahí, pues recuerdo el absoluto mutismo que se dio por parte de la administración central a la hora de informar sobre qué le pasaba a esta infraestructura, cerrada desde principios de agosto de 2016 de manera continuada y hasta ayer.

El ministro Íñigo de la Serna habló de que se había llevado a cabo “un ambicioso plan de restauración”. ¿Tenían otra alternativa para una infraestructura rota, con solo 29 años de existencia? ¿Por qué nadie hizo caso a ese informe, de 2015, en el que se instaba a actuar de manera inmediata en el puente y que ha dado a conocer Guanyar Alcoi?
Que los políticos de turno, en este caso los populares, aprovechen actos como el de la reapertura del puente para la foto y la vanagloria es algo a lo que nos tienen acostumbrados. Pero les recuerdo que ni es su obra, pues no es su dinero, ni regalan nada a los ciudadanos que la reciben.

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