Voluntad industrial

Voluntad, una palabra que por su propio peso parece pasar desapercibida en multitud de ocasiones cuando nos referimos al desarrollo industrial de nuestra ciudad.

Han pasado 12 años desde que las lluvias torrenciales del año 2012 causasen el desprendimiento del puente que permite el acceso al Polígono Santiago Payá. Lo primero que me sorprende es la pasividad, y no estoy enfocándome en ideas, partidos o colores políticos. Creo que se trata de una falta de conciencia sobre lo que realmente significa el desarrollo industrial en Alcoy, y sí, pasa por adecuar su acceso desde un primer momento.

Parece ser que está de moda poner parches como solución a efectos que después terminan asentándose como una opción definitiva. Está claro que la administración y sus procesos llevan su tiempo. Sin embargo, creo que 12 años para proponer una solución a un polígono cuya repercusión en la ciudad es de vital importancia me parece exagerado.

En este contexto, la reciente licitación del nuevo acceso al polígono Santiago Payá y Sant Benet trae una esperanza renovada. Este proyecto es un paso esencial para mejorar la conectividad y la eficiencia de nuestras infraestructuras industriales. Sin embargo, la voluntad política debe ir más allá de las soluciones puntuales y temporales. Necesitamos una planificación estratégica a largo plazo que incluya todas las áreas industriales de Alcoy y sus alrededores, ya no nos valen más parches.

Por ello, resulta crucial el planteamiento de un plan estratégico industrial que conecte mejor a las comarcas centrales. Por lo que respecta a este proyecto que parece que nuestros gobernantes tienen muy claro, sostiene el potencial de transformar nuestra economía local mediante una mayor integración y colaboración entre las distintas áreas industriales. Un impacto que pretende mejorar la competitividad de Alcoy e impulsar su desarrollo económico de manera equilibrada.

Pero, a pesar de estos esfuerzos, no podemos ignorar la persistente falta de suelo industrial disponible, otro año más en blanco en este aspecto y parece que se trata de un capítulo que va para largo. A la vista está que la ciudad carece de terrenos adecuados para su expansión. Un factor que provoca que las empresas choquen con limitaciones severas que frenan su crecimiento y, por ende, afectan negativamente a la economía local. Tampoco es para sorprenderse, pues se trata de un problema con el que llevamos lidiando años y no nos viene de nuevo.

¿Y qué soluciones vemos? De un tiempo a esta parte han sido diversas las estrategias propuestas para abordar este desafío. Expertos en la materia coinciden en que la clave para un desarrollo industrial sostenible radica en una visión integrada y en la colaboración estrecha entre el sector público y privado. Pero como bien sabemos el tema parece escurrirse y quedarse en un mero reclamo que se pronuncia y al tiempo termina cayendo en el olvido.

El futuro de Alcoy no depende de nosotros mismos. Las alternativas tienen que nacer desde las instituciones con el objetivo firme de abandonar las glorias pasadas del tejido industrial alcoyano. No todo son problemas y excusas. Sostenibilidad e innovación no deben ser vistas como obstáculos, sino como oportunidades para crear una ciudad más fuerte y resiliente. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos asegurar que las próximas generaciones hereden una ciudad activa, conectada y sostenible.

El desarrollo industrial de Alcoy no puede depender de parches temporales ni de soluciones a medias. Necesitamos un compromiso real y sostenido para transformar nuestras infraestructuras y políticas industriales. Solo así podremos garantizar un futuro próspero y sostenible para todos los alcoyanos. La hora de actuar es ahora, para dejar atrás un glorioso discurso sobre lo que un día fuimos y apuntar hacia la ciudad que queremos ser.

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