Petición de asilo al Xarpolar

Las últimas crisis económicas y sociales nos contagiaron de esa diáspora familiar a que obliga la necesidad de encontrar trabajo donde sea. Hoy, aquí mismo, en Alcoy, rara es la familia que no tiene a alguno de sus miembros residiendo a 100 o 400 kilómetros de la Bandeja. A todas esas familias, el coronavirus les ha robado la Navidad, esa gran excusa, laica o cristiana, para el reencuentro, los abrazos y los besos. Ayer fuimos muchos los abuelos que notamos el alma mojada por las lágrimas. Los paquetes de regalos habrá que enviarlos por agencias de transportes y la videollamada seguirá siendo el salvavidas para las emociones contenidas y las ilusiones rotas. Maldita pandemia.

Y no compensa, en este deprimente ambiente, lo juro, que los biólogos Tono Belda y Lluís Serra hayan descubierto en Mariola una amapola caucásica única en España. En plena psicosis por el deterioro de nuestro entorno resulta reconfortante un descubrimiento de estas características.

UN DINERO QUE PODRÍAMOS REPARTIRNOS
Y reconfortante, aunque contradictorio, es el dato del notable aumento de basura que se consigue reciclar, lo que redunda en un mayor ingreso económico para las arcas municipales. Un éxito no de los políticos munícipes sino del vecindario, que tiene organizada en su cocina una especie de ingeniería doméstica a base de cubos de basura en la que distribuir los restos. Y es por el esfuerzo que para el personal supone esta organización, casi siempre caótica y origen de la pérdida de identidad a la hora de bajar las bolsas al contenedor en que te conviertes en hombre-bolsa, que uno piensa que el aumento de ingresos económicos por reciclaje debería convertirse en un descuento en la tasa por la basura. Que por una vez ganemos todos y no solamente la banca.

O que ese incremento de ingresos, por poner un ejemplo, lo destinen a ese otro incremento, el de un 20%, que Cáritas ha registrado en el número de familias que acuden a su economato.

Tienen razón los de Guanyar en recordarle al alcalde que somos un estado aconfesional, aunque seamos el Estado con más fiestas laborales de carácter religioso de toda la Comunidad Europea. Pero no sé si somos realmente conscientes del papel social, casi imprescindible, que están desempeñando, en este Estado aconfesional, instituciones religiosas como Cáritas.

PETICIÓN DE INTEGRACIÓN EN EL XARPOLAR
Y ahora que está de moda que los jubilados le envíen cartas a las autoridades, voy a enviarle una al presidente de la asociación de vecinos de mi barrio, solicitándole que tramite la incorporación de Zona Nord a la Mancomunitat del Xarpolar, donde en abril repartieron gratis 138.000 mascarillas entre los vecinos de los 27 pueblos mancomunados, bajo la presidencia del alcalde de Alcoleja, Quico Fenollar, y el asesoramiento espiritual de Jaume Pascual, y ahora han repartido otras 7.000 termosensibles, además de pulseras y pegatinas a los colegios, ultimando hasta un reparto de mantas-poncho a los escolares.

Nuestras comarcas tienen dos mancomunidades: la del Xarpolar y la de l’Alcoià-Comtat. Ya saben que somos especialistas en duplicarlo todo.

LA ACERA DE MAESTRO ESPÍ Y LOS PRESUPUESTOS PARTICIPATIVOS
Llamar presupuestos “participativos” a una consulta que reúne al 7%, puede sonar a irónico, pero es lo que hay. El año que viene podrían incluir en los presupuestos participativos una partida para promocionar los propios presupuestos participativos.

Un repaso al listado me ha hecho detenerme en los 120.000 euros que es la mayor cantidad destinada a una partida votada por los participantes en esta especie de Eurovisión presupuestaria.

La mayor partida es para ampliar en 80 centímetros la acera izquierda (de bajada) de la calle Maestro Espí, que ha sido votada por 195 participantes. Mucho más barato, 35.000 euros, es la rehabilitación de la cuesta del colegio Santa Ana, muy concurrida por la comunidad escolar. En este caso el proyecto ha recibido 716 votos de lo que se deduce que se movilizaron mucho mejor los de Santa Ana que los de Maestro Espí.

Me da bastante vergüenza llegar a la conclusión de que si no fuera por las votaciones de los presupuestos participativos, nuestro Ayuntamiento no hubiera urbanizado la cuesta de Santa Ana en la calle Isabel II, o que los vecinos de Maestro Espí seguirían sufriendo la estrechez de su acera.

Los presupuestos participativos vienen a ser como una lista de temas pendientes que los vecinos, unos pocos, le recuerdan al Ayuntamiento. Pero con la aureola de “participativos” se convierten en una medalla del Mago Andreu y una foto para el recuerdo.

Lógico que haya quien pida asilo al Xarpolar, especialmente si, además, han firmado el manifiesto en defensa de otra manera de gestionar la cultura en Alcoy.

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