Ayudar en el peor escenario posible

Salvador Luque i Andrés Blanquer son dos de los bomberos del Consorcio que viajaron a Turquía

Ayudar en el peor escenario posible
Salva y Andrés, con Turca a la puerta de El Nostre Ciutat, el jueves cuando volvieron a casa después de una semana. J. SEMPERE

Salvador Luque y Andrés Blanquer son dos de los bomberos que han participado en la expedición del Consorcio Provincial que viajó a Turquía para colaborar en el rescate de víctimas después del terremoto ocurrido el pasado 5 de febrero, que ya ha contabilizado más de 42.000 muertos. “Ha sido lo peor escenario en el cual hemos estado”, aseguran, al mismo tiempo que destacan la hospitalidad del pueblo turco y la solidaridad internacional.

Nunca antes se habían enfrentado a una tragedia como esta, pero Salvador Luque, jefe del Grupo de Rescate del Consorcio Provincial de Bomberos, quiso que una representación de sus hombres viajara a Turquía para ayudar en las tareas de desescombro y recuperación de cuerpos. “Hatay, que es la población a la que nos mandan primero, tiene en torno a 500.000 habitantes, más grande que Alicante, edificios de doce o trece plantas… imagínate avenidas como la Alameda de Alcoy la más pequeña, todos los edificios derruidos en el suelo, unos encima de los otros, ocupando la calzada… era devastador”, relata Luque.

“Los primeros días nos contaban que no hacían falta ni siquiera perros en la búsqueda de personas, porque tú los oías gritar desde la calle pidiendo socorro”. Pero al llegar tres días después de que se produjera el terremoto “nuestro trabajo ha sido bastante ingrato, puesto que se ha limitado a rescatar cadáveres”, lamenta.

Han rastreado más de medio centenar de edificios. Trabajado con maquinaria ligera para no causar daño a posibles supervivientes, incluso a los cadáveres, puesto que “la cultura árabe es mucho más meticulosa con los muertos”, señala el bombero.

“Este escenario ha puesto a prueba ya no solo a los perros, puesto que tú no puedes entrenar nunca en esas condiciones, sino también a los guías y los métodos que se utilizan. Te das cuenta de que nunca estarás preparado para una cosa así como profesional, aun así vengo contento” y, en este sentido, resalta el carácter solidario de los voluntarios españoles. “Somos de otra pasta”, reivindica.

Hasta veinte horas de trabajo diario, descansando “cuando podíamos” en una tienda de campaña y en condiciones climatológicas adversas, con temperaturas bajo cero. “Hasta que no lo ves allí, no consigues comprender la magnitud de la tragedia, me ha sorprendido la fortaleza de la gente, puesto que cualquiera en su situación estaría que no podría ni hablar y ellos tenían agua y venían a dártela, o te ofrecían comer”, recuerda.

Estando trabajando han tenido que abandonar las labores de rescate al producirse réplicas del seísmo. “Algunas nos pillaron dentro de edificios, edificios en muy malas condiciones, sin poder correr y salir de allí para ponernos a salvo, y la verdad asusta mucho, es una sensación indescriptible”, comenta Andrés Blanquer, bombero alcoyano participante en la misión. Y añade: “A mí se me ha quedado grabado que las personas nos requerían para certificar la muerte de sus familiares, hasta que nosotros no íbamos y lo confirmábamos, tenían la esperanza que estuvieran vivos, aunque prácticamente lo estuvieran viendo con sus propios ojos, la gente se cogía a la vida hasta el último momento”.

Con todo, la catástrofe ha puesto a prueba la capacidad organizativa de los países y la coordinación entre fuerzas y cuerpos de emergencia, voluntarios y ONGs. “Del mismo modo que los fuegos no se apagan cuando ocurren, sino antes, hablando en general de emergencias, es muy importante la prevención, invertir en el cuerpo de bomberos, en formación, en potenciar lo que tenemos, con más medios materiales y humanos. Aquí estamos en zona sísmica, hace unos años ocurrió en Lorca, me gustaría saber si aquello sirvió de algo, el terremoto no lo puede parar nadie, pero sí que hay mecanismos para detectarlo, que la gente sepa cómo actuar y cómo puede ayudar, esto es clave”, concluye Luque, que de todas maneras se siente satisfecho del trabajo realizado por sus hombres.

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