El 23 trae goles a Jorge Molina

Con 38 años cumplidos en abril pasado, sigue en la cresta de la ola, batiendo récords de longevidad en la liga española

Jorge Molina
Jorge Molina, con el dorsal 23, saludando al exinternacinal Soldado

Que Jorge Molina nunca ha renegado de sus orígenes y ha sido sido un ferviente embajador destacado de su tierra, nadie lo pone en duda. Nuestro deportista más universal, que ha comenzado su vigésima temporada como profesional del fútbol –debutó un 7 de mayo de 2000 con la camiseta del Deportivo siendo aún juvenil–como mejor sabe, haciendo goles para su nuevo club, siempre ha presumido de la ciudad que le vio nacer y el más mínimo resquicio que le permiten sus obligaciones profesionales, no duda en coger su monovolumen en compañía de su mujer, Aitana Silvestre, también alcoyana, y sus tres hijos –Mía, la mayor, de 6 años, y los mellizos Dídac y Chloe, de 4 años–, para pasar unos días en Alcoy y disfrutar de su extensa familia y amigos.

Jorge Molina pudo quedarse a vivir en Sevilla, donde era muy querido. La afición bética le adoraba, era el capitán del equipo y le preparó una emotiva despedida, que aún es recordada por los seguidores verdiblancos, porque hacía años que no se despedía a un jugador del Betis con esos honores. En el Getafe también dejó huella. Contribuyó de manera decisiva con sus goles al retorno del conjunto madrileño a Primera División y en más de una ocasión resonó en el Coliseum el cántico de “¡Jorge Molina, Selección!”. Su treintena larga de años lo impidió, de lo contrario ahora estaríamos hablando del tercer jugador nacido en Alcoy que ha vestido la camiseta de la Selección tras Pérez Payá y Lobo Carrasco.

Sin embargo, aunque Sevilla y la periferia de Madrid eran dos lugares que ofrecían mayores posibilidades profesionales para alguien como él, con dos carreras universitarias, además de poseedor del carnet de entrenador y de director deportivo, hace dos veranos decidió instalarse definitivamente en nuestra ciudad y reformar la casa que tiene en Gormaig, donde por cierto pasó el confinamiento.

Con 38 años cumplidos en abril pasado, sigue en la cresta de la ola, batiendo récords de longevidad en la liga española. El verano pasado sorprendió con su marcha del Getafe para fichar por el Granada, al que llegó a coste cero y con un contrato bajo el brazo de dos años, hasta junio de 2022, cuando ya tenga 40 años. No se sabe si entonces será el momento de colgar las botas, pero reiteradamente ha comentado su ilusión de despedirse del fútbol en el Alcoyano, club en el que debutó cuando era todavía juvenil junto a su inseparable Juli, con el que compartió muchas vivencias futbolísticas. Sería como cerrar el círculo en el club de sus amores, donde empezó todo.

Mientras llega ese momento, Jorge Molina ya encandila a su nueva afición. En menos de una semana ha hecho dos goles, los primeros como jugador nazarí. El primero, tuvo una significación muy especial, porque fue en el estreno en Los Cármenes del Granada en competición europea. Jorge Molina hizo el segundo al Lokomotiv ruso (2-0). Llamó la atención en la celebración el número que lucía en su espalda. No lució su característico 19 que le ha acompañado en las últimas temporadas.

Ese dorsal corresponde a Montoro, uno de los capitanes rojiblancos. Ni tampoco el 9, que lleva Soldado. Jorge Molina ha elegido el 23, un número con tanto significado para los alcoyanos. Él nació un 22 de abril, el dia de la Entrada, pero ha querido tener el detalle de escoger el 23. “De los posibles, era el que más me gustaba. Que recuerde a un día tan significativo para cualquier alcoyano como es Sant Jordi, es un motivo más para haberlo elegido”, asegura con orgullo.

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