El eje ciclo-peatonal no tiene nada de peatonal pero es modélico en rapidez

Con el polémico eje ciclo-peatonal ocurre una de esas disociaciones entre lo políticamente correcto y lo que se piensa en la calle. Casi nadie a nivel institucional se atreve a criticar “el eje” mientras que el vecindario “está que bufa” de la pasarela coloreada y no se recata de ponerla a parir. El sector conservador de la oposición (ahora tenemos oposición de todos los colores y gustos) se ha atrevido a protestar, pero por la razón más emotiva y sentimental, es decir la desaparición de plazas de aparcamiento. Ellos son así de sensibles. Y Jordi Martínez, el poseedor de las verdades ocultas, les ha ofrecido, en exhibición gratuita, un clásico movimiento sobre el tapete de cubiletes con plazas de párquing escondidas en uno de ellos. Al final con el quita y pon le salen más plazas de las que había, mientras sus compañeros de gobierno le corean un “¡¡olé, torero!!

Criticar un eje ciclo-peatonal desde la izquierda resulta muy incómodo estando en las filas de la movilidad, el medio ambiente y la ciudad saludable. Mucho menos van a protestar las entidades y organizaciones vinculadas al pedaleo y el deporte, aunque todos saben que este eje es urbano y que aquí la gente lo que quiere son pistas y circuitos en plena naturaleza. Pero a nadie le amarga un dulce y si nos regalan vías exclusivas pues te callas y quizá una vez cada tres meses utilices un tramo.

La habilidad del gobierno municipal estará en saber aprovechar la sinergia social de la ciudad, capaz de convertir en tradición todo lo que ocurre o existe desde hace más de dos años. Si manejan bien el cubilete trilero, en tres años cuela perfectamente la ancestral tradición alcoyana del eje ciclo-peatonal, algo que todos sabemos que ya utilizaban nuestros antepasados, sin que se descarte que en la Cova del Salt aparezca algún fósil de rueda de bicicleta neandertal que así lo atestigüe, de ahí la Vía Verde de Batoi. Es más, el eje que han habilitado los del gobierno de Toni Francés es una adaptación del que ya construyeron los romanos para que bajaran los íberos de la Serreta de manera ordenada, lo que explicaría que haya tramos que no sabes a dónde quieren ir, que aparecen y desaparecen o que terminan en el acceso a la pasarela que nos comunica con el término de Cocentaina pero en una zona que no tiene salida, salvo que te quedes a vivir en Gormaig.

También podría justificarse esta obra, en la que nos hemos gastado casi un millón de euros, en la capacidad visionaria que tiene nuestro superalcalde y que se adelanta al futuro preparando pistas para cuando llegue el apocalipsis económico y no tengamos dinero para gasolina ni para electricidad. Es que Toni está en todo.

UN CARRIL BICI DISFRAZADO

Personalmente lo que más me molesta es la insistencia en disfrazar, una vez más, la realidad, vendiéndonos un eje ciclo-peatonal cuando se trata exclusivamente de un carril bici de toda la vida. Están confundiendo al personal y si ya hay bastantes problemas en cuanto a la interpretación del código de circulación en la Vía Verde sobre quién tiene preferencia, si la bici o el peatón, para que ahora insistan en un supuesto, aunque falso, eje ciclo-peatonal. No se dejen engañar, estamos ante un carril bici con colorines.

El debate sobre la prioridad de la inversión, tal como tenemos la ciudad, sería otra cuestión, pero que no se suavice el gasto con la tontería esa de que “tranquilo que la mitad lo pagan con fondos europeos”, como si esos fondos, llovidos del cielo, tuvieran patente de corso para dilapidarlos. Y sobre todo, que la otra mitad, bien que la hemos sangrado entre todos.

UN EJEMPLO DE RAPIDEZ

Pero todo no va a ser malo y la resolución del eje carril-bici tiene algo especial que valorar y elogiar sin pudor. Me estoy refiriendo a la rapidez con la que se anunció, se redactó, se licitó, adjudicó y se ha realizado. Acostumbrados a la soporífera gestión administrativa y técnica del Ayuntamiento, capaz de aburrir a don Tancredo, la agilidad demostrada con este proyecto resulta entre sorprendente e increíble. ¿Por qué tanta prisa? Quizá porque les obligaba el plazo para conseguir los fondos europeos, o vaya usted a saber el interés, pero no deja de ser curioso y más cuando llevados de esa prisa, el proceso de participación ciudadana, a que obliga la ley, lo pusieron en práctica en unas fechas realmente productivas, entre el 10 de agosto y el 3 de septiembre de 2018. Casi lo incluyen en el Viu l’Estiu, junto a las actividades para jubilados en la Piscina Municipal.

De las ocho empresas que optaron a realizar esta obra, fue la de Tecnología de la Construcción y Obras Públicas SA (TECOPSA) la adjudicataria. Se trata de una empresa nacional con sede en el Paseo de la Castellana de Madrid, pero con delegaciones por toda España. Sobre el precio de salida de 970.149 euros presentó una minoración de solo el 6’02%. Todo irreprochable, que se sepa.

Y un reproche al gobierno municipal y es que cuando se meta en berenjenales de este tipo y en los que no hay que ser un lumbrera para adivinar que habrá críticas, lo normal es llevar a cabo previamente una amplia campaña de información y sensibilización para fomentar la complicidad entre el personal, y no confiarlo todo a la inoperancia de la oposición y su temor a discurrir pisando charcos de lo políticamente incorrecto. Se trata de exponer los argumentos, de aumentar la calidad de vida de los alcoyanos, y si no son convincentes seguro que tienen otros.

EL UNIFORME FESTERO

Ya tenemos un lío festero sin venir a cuento y todo por la puñetera manía de sancionar y castigar, que unos buenos estatutos que se precien no lo son sin el capítulo de “sanciones”.

Durante décadas y generaciones el traje de una filà formaba parte de su seña de identidad y marcaba una manera de ser y desfilar. Célebres artistas, maestros, diseñaron ese traje oficial con el que a lo largo de la historia se han editado los llamados “llibrets de les filaes” donde se reproducía el traje inequívoco, original, singular de cada una de las filaes. Nunca hubo referencia al género, porque el fester, como los ángeles, no tiene sexo. Era el traje de la filà, sin más.

Y una vez más nos equivocamos y la liamos. Surgió el peor nosotros y nosotras, y el asexual fester adquirió género, festero y festera, y se prohibieron las escuadras mixtas, según el día, y se diseñaron otros trajes y al diseño oficial, el de toda la vida, le salió bigote. Y la liamos. La liaron.

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