El fin de una etapa de oficio y devoción compartidos

Entrevista a Trini Miró y Gregorio Casasempere

El fin de una etapa de oficio y devoción compartidos
El músico lleva apenas unas semanas jubilado, mientras que la bailarina lo hará oficialmente a finales de año. | XAVI TEROL

Gregorio Casasempere, Gori, y Trini Miró empezaron en el Conservatorio como alumnos de la entonces Escuela Municipal de Bellas Artes, que contaba en aquella época con tres secciones: música, danza y pintura. Posteriormente, los dos serían profesores del centro en sus respectivas disciplinas, jefes de estudios bajo la dirección de Javier Darias, y también estuvieron al frente de ambos una vez conseguida la independencia de los estudios reglados de danza y música. Casasempere fue director entre 2012 y 2017, mientras que Trini Miró lo sería un tiempo antes, previamente a su etapa en política, en el período 1997-1999.

Trini Miró: “A parte de todo esto, hemos trabajado juntos en numerosos proyectos, en muchas óperas, él ha sido profesor mío…, mío y de multitud de alumnado del Conservatorio de Danza…”.

Gregorio Casasempere: “Es una cuestión de edad (risas), si vosotros hubierais venido a estudiar aquí (se dirige a mí como entrevistadora y al fotógrafo) también os hubiera dado clase” (de nuevo risas).

En el caso de Trini Miró, hizo un paréntesis durante los 16 años de dedicación a la política. Recordar que entró como concejala del Ayuntamiento de Alcoy por el Partido Popular en 1999 y fue consellera de Cultura y Deportes del gobierno de la Generalitat entre 2007 y 2011. Exceptuando esto “hemos estado trabajando codo con codo y, además, debemos ser de los trabajadores más antiguos del Ayuntamiento, porque hace un par de años estábamos en el puesto 7 y el 8 de los 800 con que cuenta Alcoy en estos momentos, llevamos desde el año 79 en nómina”, remarca Miró.

–¿Cómo afrontan la jubilación un músico y una bailarina, siendo dos profesiones vocacionales para ambos?
GC: “Primero, decir que yo no creo en la jubilación, tengo el privilegio de trabajar en lo que me gusta, y ese trabajo, en mi caso, ha sido por devoción y por pasión. Sí que voy a dejar de dar clases, esa sería la única novedad, pero voy a seguir dedicándome a la música plenamente desde el ámbito más particular o privado, o no tanto, ya que estoy vinculado a otras instituciones como la Orquesta Sinfónica. Así que hasta que el cuerpo aguante y las facultades me lo permitan, voy a seguir ejerciendo como músico. Estuve barajando quedarme en el Conservatorio hasta los 70 años, cosa que legalmente podía hacer, pero como tengo proyectos importantes e irrenunciables, necesito tiempo para trabajar en ellos, por eso mi decisión: me jubilo para dedicarme a otras cosas”.

TM: “En mi caso, yo me jubilo anticipadamente con 63 años, llevo ya tiempo sin dedicarme a la docencia debido a una dolencia que tuve en los oídos y me declararon una enfermedad profesional que no me permitía enfrentarme a ruidos fuertes como suponía estar dando las clases de danza española. Desde entonces me he dedicado más a la parte más administrativa, gestión del centro, coordinación, atendiendo a los padres y demás. Tengo que decir que es una tarea que la he disfrutado mucho durante este tiempo, pero llega un momento en que te planteas hacer otras cosas. Cosas que he tenido que renunciar por no tener tiempo y que ahora las podré hacer, aparte de estar más con mi familia, que le resté mucho tiempo sobre todo cuando estuve en política, ahora a mis nietos, y en definitiva dedicarme tiempo a mí, continuar estudiando y enriquecerme”.

En este punto de la conversación nos detenemos a hablar del origen de la vena artística de ambos. Gregorio Casasempere pertenece a una familia de gran tradición musical, pero en el caso de Trini Miró también existió esa vinculación con la música, siendo que su padre, sin dedicarse profesionalmente a ello, estuvo considerado como un gran acordeonista. Además, su hermano era guitarrista y “la música siempre estuvo presente en cualquier reunión familiar, entonces yo, cuando era pequeña, mis padres decían “pues ella que baile”, siempre lo he llevado dentro, en la sangre como suele decirse”, recuerda.

–Volvamos al Conservatorio, ¿cómo ha sido la evolución y el crecimiento del centro a lo largo de la historia?
GC: “Hay que tener en cuenta la transformación sufrida por una estructura que empezó siendo netamente municipal, la entonces Escuela Municipal de Bellas Artes, una de las más antiguas de la Comunidad Valenciana, que se crea en 1961. Con la democracia, el Ayuntamiento, de manos del alcalde Pepe Sanus, decide que quiere un centro más potente y con proyección de futuro y comienza la contratación directa de personal. Los primeros profesores fueron los directores de las entidades musicales locales y a partir del año 83 es cuando el centro es reconocido de forma oficial y, ya posteriormente, se le conceden a Alcoy los dos conservatorios: el de danza y el de música. La conclusión final es que el centro ha crecido siempre en función de la demanda social hasta convertirse en un conservatorio profesional”.

TM: “Yo creo que la evolución del centro ha venido dada por las diferentes normativas que han ido surgiendo con el tiempo, es decir, nosotros nacemos como una escuela municipal, la voluntad del Ayuntamiento de entonces era que se profesionalizara y que se pudieran emitir títulos, entonces nos hace dependientes del Conservatorio de Alicante. Después vendría la creación de los conservatorios superiores en las tres capitales de provincia y, en el caso de Alcoy, danza y música siempre han ido de la mano, hasta que por circunstancias y debido a la demanda, el Conservatorio de Música se profesionaliza, eso fue en el año 96. Pero mucho antes, de la mano del alcalde Pepe Sanus y del entonces director de las tres secciones, Javier Darias, ya existe esta voluntad de homologar los estudios, hasta que en el año 89 nos venimos al edificio de la calle Joan Cantó”.

Puede leer la entrevista completa en la edición de El Nostre del sábado 18 de noviembre de 2023.

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