La marimorena de la peatonalización

Al Centro de Alcoy le han dado leña, en cada una de sus esquinas, durante los últimos 20 años. Llamar Cenicienta a esta zona resulta cursi porque el análisis de lo ocurrido suscita calificativos más gruesos y contundentes, propios de la pornografía política. Y sin embargo han sido 20 años de relativa tranquilidad para los políticos, que apenas han notado en la reacción popular de la gente motivos de alarma o preocupación. Se han salido de rositas. Siempre pensamos que esta paz, pese al maltrato, podía deberse a la avanzada edad media de los vecinos; o por ser viviendas de paso, sin raigambre, porque en cuanto puede, el vecindario echa a correr; también influye la existencia de bolsas vecinales marginales y a un importante mercado de viviendas de alquiler y uso temporal (abril y diciembre). O sea que no se les oía porque en realidad no había nadie y eso permitía campar a sus anchas a los políticos de turno.
Pero he aquí que, llevados por esa confianza, se les ocurre poner en el escaparate a la peatonalización. Y se armó la marimorena: creación de un nuevo colectivo, concentraciones en la Bandeja, recogida de firmas, cartelería y pancartas, presentación de alegaciones, unión de vecinos y comerciantes…
¿Dónde ha estado toda esta energía de la sociedad civil en los últimos años? El abandono, la ausencia de un plan estratégico, medidas urbanísticas o gestión del suelo han pasado desapercibidos, sin reacción comparada a la maldición bíblica de la peatonalización. Ha sido el virus que ha sacado al Centro de Alcoy de su condición de zombi.
Es justo dar la enhorabuena al gobierno municipal de Toni Francés por este logro resucitando a los muertos. Y eso que el Observatorio Bizco de la Vivienda todavía no ha dado el do de pecho.
Estamos casi a mitad de la legislatura municipal y mucho tendrían que cambiar las cosas para que el gobierno se meta, en la piscina sin agua de la peatonalización, a practicar la natación sincronizada.

EFEMÉRIDES CON CACHONDEO
Es una lástima que nuestra ciudad no celebre efemérides que se presten al cachondeo, para recordarnos la realidad que muchos tratan de disfrazar. Valgan algunas propuestas:
– Fue en marzo de 2007 cuando se inauguró el Teatro Calderón en el que no todas las facturas eran lo que parecían. Pues esta semana andamos aún pendientes de que la Justicia, esa que deja de serlo cuando no es ágil y eficaz, nos aclare si hubo o no sobrecostes. Llevamos 13 años esperando. Toda una efeméride.
– En 2005 se inició la urbanización de Serelles pensando en 1.500 adosados. Se quedaron en 500 porque la Generalitat se impuso y en 2008 la empresa Luxender se declaró en suspensión de pagos. En 2011 el Ayuntamiento asume el papel de agente urbanizador y se queda los 3’5 millones de euros del aval. Hoy, acabando el 2020, todo sigue igual. Las 16 familias que allí viven tienen muchos motivos para celebrar una efeméride.
– En abril de 1999 se encargó al Departamento de Urbanismo de la Politécnica de Cataluña un primer estudio para la revisión del PGOU de 1989. Han transcurrido 21 años y seguimos encargando estudios pero con el mismo PGOU de 1989. Será, cuando se apruebe, el PGOU con más estudios y documentación del universo conocido.
– Otras propuestas, a modo de enunciado, podrían ser: la Rosaleda, el Teatro Principal, las fábricas del Molinar, la plaza de Al Azraq, la zona del Partidor…
Con un poquito de dedicación seguro que encontramos suficientes efemérides cachondas para llenar un calendario. Todos los días, seguro, hay algo que conmemorar. Tenemos cabreados silenciosos de sobra.
Y ustedes se preguntarán cómo hemos llegado a esta situación sumisa del personal. Pues muy sencillo, por no haber incluido una peatonalización en cada uno de estos asuntos. Peatonalicen el Calderón, Serelles, el PGOU, el Molinar, la Rosaleda… y van a ver qué pronto surgen movilizaciones, pancartas en los balcones, colectivos que harán sombra a la Carrasca y en un periquete nos arreglan el problema.
La situación política que vivimos es fruto de una sociedad civil enferma, anestesiada. La misma que mató a la FAVA que reunía a las asociaciones de vecinos (tan esenciales y útiles para vigilar al poder municipal y tan manipuladas por los partidos políticos) y que ahora, en paralelo con la peatonalización, también resucita con otro nombre, sin que se sepa para qué.
Enhorabuena a la gente del Centro de Alcoy por habernos devuelto la confianza y la esperanza de que no estamos, como los viejos osos, viviendo un letargo que le da carta blanca a nuestros políticos, aunque yo, personalmente, siempre preferiré una buena peatonalización.

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