Un país totalmente de vacaciones

España pudo tener un Gobierno de progreso, de izquierdas, ya en 2016… Pero España es diferente, y sus políticos, más que serlo, solo lo parecen.

Tras unos años terribles con la derecha gobernando, el Jefe del Estado encargó en su día al candidato del partido socialista la formación de Gobierno.

Tras una lamentable trayectoria que le valió un par de derrotas y el fracaso final, dicho partido entregó gentilmente la gobernabilidad al Partido Popular de Rajoy, como “premio” a la anterior trayectoria.

Eso sí, echando balones fuera y presentando un culpable terriblemente malvado: Podemos, tal y como ocurrió con la recurrente cantinela de la “Herencia de Zapatero…”

Quedó claro (él mismo lo confesó ante las cámaras) que no tuvo permiso para formar ese Gobierno de progreso con el Podemos de Pablo Iglesias y los suyos.

Sufrió una campaña de acoso y derribo desde su propio partido, con dimisiones controladas y otras mamandurrias para forzar su renuncia.

No tuvo sentido de estado, ni cuajo para acometer un gobierno de izquierdas, progresista, que es lo que necesita este país como el respirar.

Ahora, como cabeza del partido más votado, aunque con representación insuficiente, ha vuelto a tropezar con el mismo obstáculo: Las ordenes Inapelables para que Pablo Iglesias nunca se siente en el Consejo de Ministros.

Hasta tal extremo le temen la banca, el IBEX, la oligarquía, y los que manejan todo lo que se mueve… Y esa circunstancia –tremendamente esclarecedora– parece que no acabamos de entenderla del todo quienes habitamos este país.

Las españolas y españoles necesitamos un Gobierno –YA– pues no puede avanzar así un país ingobernado durante meses, y menos, un país necesitado de casi todo…
Ha quedado claro que Pedro Sánchez no tiene cintura política, ni puede considerarse un estadista, sino un mero político al servicio de los de siempre… y a la vista está. Un país de casi cincuenta millones de almas no puede depender de señores como éste.
No le ayudan demasiado los personajes que le rodean, y que por supuesto, lo que hacen es lastrarlo más de lo que él mismo se lastra.

Lo realmente terrible es que los españoles avalamos gentilmente su ineptitud, o reavivamos inconscientemente los anhelos de los que intentan manejar España como han hecho desde hace más de ochenta años.

Entraremos en otoño sin saber si habrá Gobierno (viendo cómo se maneja el personal, difícil) o tendremos que volver a votar. Seguimos manteniendo las mismas carencias, los mismos problemas (sanidad, pensiones, violencia de género, corrupción a la carta, precariedad laboral, desahucios…) Y la sociedad española, de vacaciones, esperando a que escampe, tranquila, con un par de cojones.

Si luchando y reivindicando, no conseguimos nada, no entiendo qué leches podemos esperar si seguimos tumbados a la bartola y actuando al son que nos marcan los de siempre. En fin, puede que uno sea muy exigente, aunque creo que no estoy pensando ni pidiendo nada del otro mundo.

Seguiremos esperando, entre calores, y con la ya familiar intranquilidad como compañera de vacaciones. Todo en orden.

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