Una ciudad fantástica o el cuento de nunca acabar. Alcoy, La Ciutat del Nadal

Vivimos tiempos convulsos en éste nuestro sufrido país, que para más señas tiene una gran espalda donde cargarse unas tremendas alforjas donde cabe todo aquello que les vamos metiendo. Unas alforjas repletas de “dimes y diretes”, de pretensiones inalcanzables, de votaciones que a ningún sitio llevan, de pactos, de contra-pactos y de cualquier cosa que ustedes puedan imaginar. Este país, nuestro país lo soporta todo y más, porque la denominación de país no deja de ser un término, porque ese pesado equipaje lo soportamos todos nosotros. Sí, todos nosotros, los del norte y los del sur, los extremeños e incluso los del este y hay momentos en los que antes de desfallecer conviene parar y coger aliento. Nuestro calendario es rico y sabio en ofrecernos esos necesarios momentos de relajo, poco más o menos cada trimestre.
Fiestas de San Jorge, vacaciones de verano, el Mig Any y la Navidad y ahora toca esta última efemérides del año y no es algo más para los alcoyanos, se trata de nuestra Navidad ,del Tirisiti, de los Reyes Magos, etc. Los años de constancia, trabajo, imaginación e ilusión han logrado que todo ese compendio se convierta en una emotiva, hermosa y secular tradición que ha cristalizado es el gran proyecto de “La Ciutat del Nadal”. Merecido lo tenemos porque bien nos lo hemos trabajado. No necesitamos competir con el árbol del Rockefeller Center, ni con el de la Casa Blanca, ni tal siquiera con el del señor Abel Caballero y su “Happy Cristmas de John Lennon” en un perfecto espanglish, lo nuestro es insuperable por haber respetado la tradición y por cuidar tanto la organización como su desarrollo y porque al fin y a la postre, los verdaderos Reyes Magos son los que aquí acampan y nos visitan.

¡Orgullo patrio dirán ustedes!, pues sí y con mucho gusto, pues, no es un falso argumento ni una quimera. ¿Temeridad en nuestra afirmación?, no creo, aunque abría que analizar o puntualizar alguna cosa. Algo totalmente consolidado no puedes deshilacharse por la falta de previsión, por cansancio o por la improvisación de los dirigentes. Si mal está que se haya mantenido el contrato de la basura durante años de manera digamos irregular, ídem con el del Teatro Calderón y si el llamémosle olvido en la preparación del nuevo convenio del Teatro Principal, etc raya en el surrealismo y en una vergüenza cómica; que “La Ciutat del Nadal” no haya encendido sus luces navideñas el mismo día del descubrimiento del cartel anunciador de la Cabalgata más antigua de Europa es simplemente bochornoso. Por no hacer, ni el acto de descubrir el cartel fue un acto oficial. ¡Qué esperar pues de nuestros “cansados” gobernantes!.
¿Falta de ideas, de ilusión, de planificación o simplemente y a tenor del buen tiempo reinante creyeron estar en julio pasado?. A un aficionado se le recriminaría el hecho de no haber consultado su agenda, pero a unos profesionales que son elegidos para regirnos cuatro años enteros con sus 48 meses completos y no cuatro años con únicamente 36 meses, el resto parece ser que les sobra y los anteriores “de puntillas”, a ellos cabe exigirles rigor, disciplina y sobre todo puntualidad a la hora de encender las lucecitas que a todos nos agradan porque alegran las calles, incentivan un ambiente propicio, apoyan al comercio y una larga retahíla de motivos y porqués.

Si a siete u ocho meses de finalizar su mandato (no 7 u 8 semanas) ya se nos afirmaba en la Mesa del Centre al respecto de la eliminación de la O.R.A. que “…..los que vengan detrás, sean quienes sean, ya solucionarán el problema….”, ¿cómo extrañarnos de que el pasado lunes día 3 se reuniera la Mesa de Contratación para tratar del tema de la iluminación de la plaza de España y siendo que dos días antes era cuando debiera haberse realizado el encendido oficial?. Encendidos están los ánimos de los ciudadanos, de nosotros los comerciantes y de alguna clase política.

“La Ciutat del Nadal” nos llena de boca, nos llenamos de frases y expresiones y a partir de ahora de exabruptos; por Dios, que vengan ya los dichosos comicios para acabar con tantas obras menores y no tan menores, con inauguraciones, con tantas egolatrías y con tanto “estar pagado de uno mismo”, encomendémonos a los Santos y las Santas Elecciones y exijamos al gobierno municipal que no se permita ciertas licencias que pongan en un mínimo riesgo esta recién estrenada denominación de “La Ciutat del Nadal” con sus pajes, camellos, el tío Piám, les burretes, los Reyes más Magos del mundo, la Adoración, el Bando, les pastoretes, los antorcheros, el campamento real y nuestra propia iluminación. Y….que esa original iluminación luzca tanto de día como de noche.

Juanjo Garrido. Comerciante del Centro

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