Al exterior a nuestros estudios

(Humilde homenaje a José Sanz Vilaplana)

Hay personas que dejan una huella indeleble cuando se marchan. Otras, van dejando su huella durante toda su vida, una de esas personas es Pepito.
Yo lo adoraba.
Diría que Pepito era una persona muy especial, si no fuera porque el calificativo me suena a demasiado manido; demasiado cómodo; demasiado genérico.
Pepito era único, un ser que nació tan pasado de moda, que siempre estuvo a la última.
Llevaba la música en sus venas; toda la música, la música con mayúsculas. Se rodeó de sus queridos discos, una colección fabulosa, y entre ellos reinaba, en ese mundo mágico y maravilloso en el que siempre vivió. Él adoraba lo que hacía, por eso fue tan generoso, por eso fue tan amable, por eso disfrutaba enseñando lo que sabía a tantas personas que contactamos con él en un momento de nuestras vidas.
Desde luego era una fonoteca andante. ¿Cuántos de nosotros podemos contar que nos ha dicho sin dudar qué canción o pieza musical estábamos buscando, cuando le hemos dado por toda información un simple nananananana, o tirurirorí?
Desde niño tuvo un sueño, el sueño de la radio, y lo cumplió, porque nació para ello.
Su radio era entrañable, próxima, única y querida. Muy distinta de lo que ahora llamamos radios, pero en realidad son medios de comunicación. Su radio comunicaba sensaciones, recuerdos. Su radio te acogía, te acompañaba, te escuchaba y te respondía.
Pepito hizo felices a muchas personas a través de una música que ya no se “llevaba” más que en el corazón, y eso él, lo entendió siempre, por eso lo ofrecía generosamente.
José Sanz Vilaplana, se congratulaba de ser conocido como Pepito el de Ritmo, el de Discos Pepe, el de la radio… Era un sabio, con la sabiduría que otorga la sencillez a las personas buenas.
Yo tuve la fortuna de trabajar con él muchos años. Siempre estuvo en mi corazón. y a partir de ahora, que se encuentra “al exterior a nuestros estudios” frase que acuñó con ese estilo suyo, tan peculiar, seguirá estando, porque tiene un hueco allí para siempre.

Send this to a friend