El abuelo de los banquillos

Verle la vitalidad con la que transmite cada una de sus órdenes nadie diría que es el técnico de más edad del grupo III de la Segunda B. Toni Aparicio es puro nervio. En el banquillo da la sensación de ser un volcán en erupción, no para un solo instante de dar órdenes. A sus 61 años (cumplirá 62 en noviembre próximo) ha visto como su carrera como técnico se ha reactivado sin esperarlo tras ser el elegido para coger el timón de una nave que la pasada temporada vivió momentos espectaculares con su primer subcampeonato en la división de bronce del fútbol español.

Entrenó al Deportivo en Tercera División hace 18 años y aquel paso por el banquillo blanquiazul fue la llave para que luego hiciera carrera dirigiendo a varios de los principales equipos del fútbol valenciano.
Estuvo en el Alzira, Novelda, Benidorm y Ontinyent, cinco temporadas, al que a punto estuvo de llevar a Segunda División. Después pasó por Olímpic, Eldense y At. Levante, a quien salvó del descenso. La temporada pasada no entrenó y en junio pasado le llegó la propuesta para dirigir al Alcoyano tras la inesperada renuncia de Seligrat.

“Es un técnico listo al que se le notan los años que lleva dentro del mundo del fútbol. Demuestra tener mucha sabiduría. Cada entrenador cuando llega a un sitio trata de imprimir su sello. Aparicio también lo está intentando, pero consciente de que ya hay un trabajo hecho y una idea de juego clara. Está buscando transmitir su filosofía pero teniendo en cuenta lo que se consiguió el año pasado, donde se dejó el listón muy alto”. Con estas palabras analizaba el capitán Mario Fuentes el mes y medio que el de Enguera lleva al frente del vestuario blanquiazul.

Aparicio, mientras tanto, se muestra confiado y contento con lo que ha visto hasta ahora: “Estamos donde queríamos estar a esta altura de competición. Es verdad que ha sido una pretemporada atípica, en la que hemos tenido idas y venidas que nos ha impedido disponer de toda la plantilla al completo, pero estoy contento y veo al equipo preparado para comenzar ganando en casa del Llagostera”.

Curtido en mil y una batallas, a estas alturas de su carrera hay pocas cosas que le alteran, ni siquiera haber visto que puntales como Marc Martínez o Jony Ñíguez, con contrato en vigor, pidieran la rescisión de su contrato, o que se llegue a este arranque de temporada con tres fichajes aún por realizar para cerrar la plantilla. “Estoy tremendamente ilusionado. Un sentimiento que también veo en el equipo. He encontrado un vestuario diferente a lo que estaba acostumbrado. He visto una familia, un equipo hecho, diferente a lo que se encuentra por ahí. Siempre digo que los jugadores tienen un padre y una madre y aquí parece que tengan el mismo padre y la misma madre. No he visto ningún problema en el planteamiento diario y me han demostrado muchas ganas de trabajar. Si la gente que está a tu alrededor te transmite esa ilusión, hace que te crezcas y ya tengas ganas de empezar. Estoy convencido de que estamos haciendo las cosas bien y el vestuario me lo demuestra cada día”.

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