El factor riesgo o el factor popular

Con un exhaustivo repaso por las distintas programaciones musicales que ofrecen teatros y auditorios españoles de primer nivel con la que está cayendo, queda evidente que sus gestores, muy lejos de resignarse a contraer programación de calidad, siguen buscando fórmulas para mantenerla, conservar el público que tienen como un tesoro irrenunciable, y si es posible captar nuevos adictos. La involución cultural en la que nos ha sumido la crisis económica queda asimismo en evidencia al observar comprensivamente que en el momento de programar se prima más al factor popular de las obras y sus autores, apuesta a caballo ganador, que al factor riesgo, en el que pueden converger nuevas apuestas y por tanto una programación más novedosa y más en consonancia con el siglo XXI que no renuncie por supuesto a la popularidad. La constante formación de público, el de siempre y el nuevo, debe ser prioridad para luchar contra la mediocridad en la que inevitablemente vamos a caer todos, si no ponemos a trabajar la imaginación. Es triste ver como teatros de ópera con importantes ayudas públicas programan los títulos de siempre, es decir las que llevan en masa al público popular. Cuando se programa una ópera poco conocida o poco ‘apetecible’, el aforo sufre una reducción de asistentes que pone en peligro la estabilidad financiera del teatro. Lo estamos viendo y constatando continuamente. No tiene sentido programar todos los años ’La traviata’ o ‘Madama Butterfly’, por poner dos casos. En danza tampoco tiene sentido programar año sí y otro también ‘El lago de los cisnes’ o ‘Cascanaueces’ y por lo que respecta a la música sinfónica pues casi lo mismo: las sinfonías, conciertos de violín o de piano de siempre, las que escuchamos hasta el hartazgo, siendo así que el repertorio de primer rango es casi infinito. Pero claro, hay que subsistir. Es traumatizante comprobar como se reducen plantillas de orquestas y coros, se despide a personal cualificado y se reduce programación. En este contexto están dimitiendo conocidos directores artísticos de prestigiosos teatros y orquestas de Europa que se niegan ante sus jefes políticos a continuar esta salvaje aventura del viaje a ninguna parte. Zubin Metha, Ricardo Muti y Franz Welter son ejemplos recientes. A pesar de ello hay ciudades que se resisten a la total mediocridad y continúan afortunadamente sus escaladas, con esfuerzos de imaginación y de reajustes de presupuestos, que solo pueden ser viables con recortes de costes generales, incluido personal, y de honorarios de artistas, lo cual puede suponer una merma en el resultado artístico final, aunque no siempre ocurre así.

¿Y en Alcoy? Pues casi lo mismo. Cuando se arriesga, el público se queda en casa; cuando se programa lo popular, acude en masa. Lo vemos continuamente. La involución cultural es clara: da pánico arriesgar, pero hay que hacerlo a no ser que queramos hundirnos como un referente más cercano a lo populachero que a lo que hemos sido siempre, una ciudad eminentemente culta, pionera y comprometida con su tiempo. Desde la Asociación de Amigos de la Música de Alcoy, intentamos estar a la altura de las circunstancias con imaginación, y procurando aportar lo mejor que se pueda a la cultural de nivel, contribuyendo firmemente al panorama global de la ciudad y apostando también por lo novedoso. En octubre empezamos con una ópera poco popular pero enormemente atractiva como ‘Don Giovanni’ de Mozart a la que asistieron más de 50 jóvenes menores de 18 años. Continuamos con la mejor música de cámara posible, el ‘Vienna Chamber Quarttet con el pianista Robert Lerhbaumer; el Homenaje a Alfredo Kraus, una gala lírica que llenó casi al completo el Teatre Calderón, donde se interpretaron arias y dúos de óperas y zarzuelas muy populares, pero muy bien ejecutadas por los seis solistas intervinientes y por la St. Georges Symphony Orchestra Project, un proyecto orquestal profesional de la entidad organizadora, que nace con perspectivas de consolidación a medio plazo. Seguirá diciembre con una obra de las de riesgo: la ‘Pequeña Misa Solemne’ de Rossini se interpretará por primera vez en Alcoy. Regresaremos con lo popular; con el Concierto de Año Nuevo y la zarzuela ‘la Rosa del Azafrán’. Y en febrero ofreceremos la primera ópera producida por la AAMA y que no se ha representado en Alcoy, al menos en los últimos 60 años, y para cuyo cartel anunciador se ha convocado un concurso exclusivo para alumnos de la Escola d’Art i Superior de Disenny d’Alcoi. ‘Pagliacci’ (Payasos) se representará en Alicante y en Alcoy los días 17 y 20 de febrero, producción en donde se han depositado muchísimas ilusiones y esperanzas, algo que podría abrir un nuevo horizonte, después de ocho años produciendo zarzuelas a buen nivel. Vendrán después una ópera para niños ‘El pequeño Pinocho’ y la III Semana Grande del Piano con novedades. Reinventarse hoy no es solo un capricho; es una obligación.

Presidente de la Asociación de Amigos de la Música de Alcoy

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