Políticos de paseo

Sinceramente, creo que todos los políticos deberían tener un perro, y salir a dar esas vueltas –a veces incomprensibles– que damos quienes lo hacemos a diario. Estos paseos te llevan de aquí para allá, y ves muchas cosas, conversas con personas de las que no sabes su nombre, pero sí el de su mascota, y con ellas abordas un abanico impensable de temas, algunos lejos de lo que es tu día a día, pero que siempre aportan.

Digo que necesitan un perro porque parece que sean incapaces de variar su rutina por sí mismos, de acudir al Ayuntamiento por trayectos alternativos, y de esta manera tener una visión más amplia y directa de cómo anda la ciudad. Vamos con un ejemplo: En la Zona Alta viven varios concejales, de diferentes partidos políticos, y son muchos los días en que les veo salir de sus domicilios para acudir al Ayuntamiento, siempre por el mismo trayecto. Y digo yo: ¿pasan algún día por La Sardina y Sant Mateu y ven el abandono y olvido al que está sometida esta zona?, ¿bajan de vez en cuando por Echegaray, por una acera imposible que transitar?, ¿se les ha ocurrido adentrarse en El Trinquet y ver lo complicado que es caminar por un firme absolutamente irregular y deteriorado?. Porque supongo que no pasan, pues si lo hacen y no se dan cuenta de cómo están las cosas, ya es para definitivamente pensar que los políticos, al margen de partidos, son de otra galaxia.

Evidentemente la situación es extensiva a todos y cada uno de los barrios. Prácticamente siempre tenemos más de un trayecto posible para llegar a un lugar determinado y si fueran utilizados seguro que se encontrarían con ‘cositas’ que tienen fácil solución pero que ni siquiera se abordan porque ni las ven. Un perro les obligaría, sin duda, a pasar por calles y parques que ni se plantean, a patear la ciudad como nunca antes lo habían hecho, y a conocer los problemas y, ojo, también a disfrutar de actuaciones que son aciertos y que quizá desconocen. Seguro que alguno dice que hace todo esto y más, y que incluso va libreta en mano anotando lo que ve, pero de haberlos, son los menos. Cambiar de aires, de caras y de conversaciones seguro que traería beneficios para todos.

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