Hortensia Francés: nueva vida tras medio siglo entre fármacos

Son muchos quienes rápidamente la asocian a la Farmacia Fluviá, muy cerca del Cantó el Pinyó. Y no es extraño, pues éste ha sido su lugar de trabajo durante algo más de medio siglo, desde que tenía 14 años y hasta recién cumplidos los 65, cuando ha llegado el momento de la jubilación, y fue el pasado 30 de enero el día en que cerró su vida laboral para dar paso a esta nueva etapa. Plantearse hoy medio siglo en el mismo trabajo puede resultar casi ciencia ficción, pero en este caso así ha sido.

Estamos hablando de Hortensia Francés Crespo, quien ante un distendido café echa la vista atrás y recuerda que a punto de finalizar su etapa escolar en las Esclavas le comentaron un trabajo en la Farmacia Fluviá y allí fue, empezando en mayo de 1965 y finalizando su etapa laboral a final de enero, 13 días después de haber cumplido los 65 años de edad. “Han sido 50 años disfrutando con este trabajo, en el que me ha resultado muy enriquecedor el trato con la gente y en el que hemos vivido un ambiente laboral familiar”, por lo que no pudo contener las lágrima cuando tuvo que decir adiós como trabajadora, pues las siguientes veces que vaya a esta farmacia lo hará sin bata blanca. La fotografía fue tomada el sábado pasado, último día en la farmacia.

Empezó con el farmacéutico Juan Fluviá y siguió con su hijo Carlos, actual titular de la farmacia. Su vida, así, ha transcurrido en este punto neurálgico de la ciudad, ha visto los cambios del Centro y ha vivido entre fármacos y clientes, que con el paso de los años han llegado a ser amigos y a los que echará de menos,“porque he recibido mucho cariño”.

Pero todo llega y en estos primeros días de jubilación asegura que se siente “como si estuviera volando, con todo el día para mí”. Y es que esta luchadora mujer, madre de un hijo y que enviudó a los cuarenta años de edad, tiene muy claro que en esta nueva etapa de su vida no habrá tiempo para el aburrimiento. “Aburrirte es un pecado. Hay tantas cosas que hacer que es imposible aburrirte; desde contemplar una flor a mirar las estrellas, leer un libro o estar con amigos”, disfrutando de unos días que son para ella, sin obligaciones ni despertador. Por la calle le preguntan si está enferma, al no estar atendiendo en la farmacia, y al decir que se ha jubilado la sorpresa es mayúscula, pues no aparenta esa edad. Joven físicamente y de espíritu, abre esta etapa de su vida con ganas y con la ilusión de poder hacer todo aquello que desee sin prisas, sabedora de que tiene ante sí todo el tiempo del mundo.

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