La II Semana del Piano logra un total de 1.500 espectadores

La II Semana Grande del Piano celebrada la semana pasada, se ha saldado con un notable éxito de participación alcanzándose más de 1.500 espectadores entre los cinco conciertos en días consecutivos, lo cual hace pensar ya en una tercera edición, puesto que a la aceptación por parte del socios de Amigos de la Música, entidad organizadora, se suma el público en general, entre el que se encuentra el llegado de otras poblaciones, incluso Madrid, Valencia y Alicante, además de poblaciones costeras cercanas.

El Círculo Industrial albergó cuatro de los conciertos programados, inaugurando el ciclo el lunes 2 de junio la soprano alcoyana Gemma Soler, el barítono coreano Aldo Heo y el pianista alcoyano Juan Antonio Recuerda, músico además que ha colaborado en temas puntuales con la organización. A Gemma Soler se le ven ya grandes dotes para una carrera incipiente, estando muy motivada por su pareja, Aldo Heo, el cual por cierto se llevó al público de calle, dado lo espectacular de su voz y su nivel interpretativo. Al final, un recital con arias y romanzas de ópera zarzuela que puso en pie al público que abarrotaba el Salón Rotonda.

El martes 3, la violinista Elena Mikhailova y la pianista Larisa Tedtoeva, ambas rusas pero residentes en Madrid y Córdoba respectivamente, volvieron a entusiasmar al público con un precioso programa con obras de Franck, Wagner, Chaikovski, Kreisler y Ravel, ofreciendo dos apabullantes bises de Sarasate. Sencillamente espectacular.
Al día siguiente, el miércoles 4, el pianista valenciano Carles Marín hizo una soberbia demostración de técnica pianística interpretando obras de gran dificultad de Wagner, Beethoven, Debussy, Scriabin, Falla y Stravinsky. Sin duda fue un recital de alto nivel y así lo reconoció el numeroso público asistente.

Con la pianista de Macedonia Kalina Mrmevska, el jueves 5 acabó el ciclo en el Círculo Industrial. Es una pianista con amplias posibilidades y muchas virtudes para llegar a ser una intérprete excepcional. Comenzó algo desconcentrada, pero fue adentrándose para completar un excelente programa correctamente interpretado, con obras de Bach, Beethoven, Chopin y Nikolovski, este último, compositor de su país natal. Destacar la intervención en los entreactos de estos conciertos de cuatro alumnos del Conservatorio de Alcoy: Ana Company, Pol Requena, Mila Martínez y Nuria Linares. Mucho futuro por delante y un deleite absoluto escucharles tocar el piano.

 
PORTENTOSO POGORELICH

 El recital de piano con que la Asociación de Amigos de la Música de Alcoy clausuraba su Semana del Piano y su XXXI Temporada de Conciertos, es ya un hito en la historia musical de Alcoy. Se puede afirmar con rotundidad que fue un concierto de alto rendimiento en lo artístico puesto que el Beethoven ejecutado por Ivo Pogorelich fue personalísimo, sí, pero extraordinariamente repleto de matices sonoros que solo pueden ser apreciables con artistas de esta talla.
‘Patética’, ‘Appassionata’, ‘A Teresa’, son sonatas sublimes y obras maestras del piano beethoveniano a las que Pogorelich impuso el rigor interpretativo y expresivo más alto inimaginable.
El croata fue la estrella pianística mundial de los 80 y 90, extraordinariamente mediática, y hoy en su madurez, continua extrayendo el alma al piano y a las obras que interpreta. Es verdad que puede gustar más o menos a los especialistas, pero lo que es indiscutible es su total vinculación con el compositor, algo que llega a conmover al público.

Pogorelich, que no suele conceder bises, en Alcoy si lo hizo con el ‘Noctuno nº 1’ de Chopin. Quizá porque captó un aforo realmente emocionado. ¿Se esperaba más público? Pues desde la organización no. Se sabía que un pianista no llena un teatro en Alcoy pero con casi un 60% de butacas ocupadas se ha batido el récord de asistencia a un recital de piano. Tampoco sorprendieron a nadie las ausencias a este recital (salvo una o dos excepciones) de los ‘grandes maestros’ de la música alcoyana. Es ya tradición. Lo que si podemos decir es que los asistentes, los verdaderos ‹locos› por la música, jamás olvidarán este histórico día.

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