Perros de servicio: qué pasa con ellos tras su jubilación

DANIEL PÉREZ, educador canino y voluntario de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Alcoy.

Hace apenas un mes conocimos por los medios de comunicación la historia de Diesel. Para quien no la conozca, era una perra, de raza pastor belga malinois de siete años, que formaba parte del RAID, el cuerpo de operaciones especiales de la policía francesa, que falleció tristemente en acto de servicio en el asalto a un apartamento ocupado por terroristas.

Ella era uno de los miles de perros de servicio que trabajan en diversos ámbitos: policías, bomberos, perros guía de la Fundación Once etc. Y que cada día se desviven prestar un servicio al ser humano de diversas maneras.

Desgraciadamente, Diesel tuvo un triste final, que afortunadamente no es lo habitual, pero ¿qué pasa con los perros de servicio cuando se jubilan o no están en disposición de trabajar por problemas médicos? Tenemos multitud de ocupaciones que desarrollan perros especialmente adiestrados para diversas tareas, entre los que podríamos destacar unas cuantos por ser las más habituales.

Encontramos, por ejemplo, a los perros guía de la Fundación Once, adiestrados específicamente para prestar servicio a invidentes y entrenados para detectar peligros que pudieran causarles un accidente y ayudarlos a desenvolverse por la ciudad con seguridad.

También podemos hablar de los perros señal, entrenados por la Asociación Askal, que adiestra perros procedentes de protectoras, específicamente para servir de ayuda a personas con problemas de audición y les ayudan en cosas tan simples para los que no tenemos dicho problema pero tan importantes para una persona con sordera, como saber que el teléfono está sonando o que el bebe llora, por citar dos.

Y por supuesto, el gremio al que pertenecía Diesel, en el que encontramos perros detectores de drogas, de salvamento o de defensa de los cuerpos de seguridad del estado, perros estrictamente entrenados para prestar un inestimable servicio que salva muchísimas vidas humanas cada año. Y ¿qué pasa con ellos cuando ya no pueden trabajar?

La mayoría de los perros de servicio reciben una merecida jubilación al llegar a los 8 o 10 años, con el fin de que puedan disfrutar los últimos años de su vida de una forma tranquila. Por ejemplo, en el caso de la Asociación Askal y de la Fundación Once, al llegar a la edad de jubilación del perro, a los propietarios a los que ha estado prestando ayuda durante tantos años se les ofrece la posibilidad de quedárselos; sin embargo, en caso de que no les sea posible ambas fundaciones recuperan a los animales y se encargan de buscarles familias que las acojan.

Un caso muy distinto es el de los perros que trabajan para las fuerzas de seguridad del Estado, entre otras organizaciones, que tienen una vida muy diferente ya que no residen en una casa durante los años en los que prestan servicio, sino en las instalaciones del cuerpo al que pertenecen, en espacios habilitados para ello.
Estos perros han tenido un destino incierto durante muchos años, obviamente tenían (y siguen teniendo) la posibilidad de quedarse con sus guías, pero en caso de no ser posible cada unidad ha gestionado estos temas como ha podido y querido. Seguramente muchos habrán encontrado una casa que los adopte gracias a sus guías, pero posiblemente haya muchos que habrán sido sacrificados al llegar al fin de su “vida útil”, como quien retira un coche policial al desguace…

Nunca ha habido ni hay una legislación concreta que regule estos casos, lo cual contrasta enormemente con lo que ocurre en países como EE UU, donde los perros policías y militares tienen incluso una pensión vitalicia para cubrir sus gastos como un policía o militar mas.

Afortunadamente, las cada vez más frecuentes corrientes animalistas y el creciente interés por preservar la vida de los animales, hace que nuestra sociedad vaya evolucionando en este aspecto, y actualmente ya contamos con personas que se preocupan de que estos perros tengan un retiro digno, donde podríamos citar por ejemplo a la plataforma “Perros policía jubilados”, que podéis encontrar en Facebook, y que gestiona de forma particular una miembro de la Policía Nacional de Alicante. O la ONG “Héroes de 4 patas”, que cuenta con pagina web. Ambas plataformas se dedican a buscar familias que quieran hacerse cargo de estos animales que prestan un gran servicio a la sociedad sin ninguna recompensa.

¿Queréis ayudar a un perro que ha prestado su vida al servicio de la sociedad poniendo incluso su vida en peligro? Pues no dudéis entonces en buscar estas asociaciones para que os expliquen cuáles son los requisitos para poder adoptar a estos animales que necesitan un hogar para acabar dignamente sus últimos años.

Para finalizar, quiero rendir mi más sincero reconocimiento a todos estos animales que prestan un gran servicio a la sociedad –en muchos casos invisible– que arriesgan cada día sus vidas para ayudar al ser humano y que merecen la oportunidad de conocer un hogar. Y a la perra Diesel, una heroína de cuatro patas que dio su vida por salvar muchas vidas humanas. Descansa en paz, valiente.

Send this to a friend