Salud mental

Las casualidades ocurren una vez, hasta dos, pero cuando sucede lo mismo cuatro y hasta cinco veces seguidas en poco tiempo, se convierte en una costumbre. Es como si alguien estirase un cable y provocase un colapso en serie. De lo contrario no se entiende lo que le sucede al Alcoyano en las segundas partes. Es como si de repente alguien resetease el disco duro que tiene en la cabeza el equipo y sufriera una amnesia general que le lleva a la autodestrucción. El partido del sábado era una buena prueba de fuego para conocer la salud mental de este equipo. Ese posible estrés que puedieran tener los jugadores por lo ocurrido en los últimos partidos en casa, no lo tenían en esta ocasión porque el partido se jugaba lejos del Collao, de la misma manera que tampoco la obligación de llevar el peso del partido porque para eso el Huracán era el equipo local y contaba en sus filas con los actores mejor pagados. Un rol que el Alcoyano llevó bien hasta que un resorte de su sistema nervioso saltó por los aires y lo que pareció un partido más o menos controlado, se convirtió en un pasacalles para el equipo de Toni Seligrat. Señalar a Jero como el principal culpable de la derrota es tan injusto como ruín obviar que el Alcoyano lanzó por segunda vez y última en todo el partido en el minuto 14 y que en toda la segunda parte ni lo intentó una sola vez. Por contra, el Huracán disparó hasta en quince ocasiones, de las cuales cuatro acabaron en el fondo de la portería. Hay demasiadas cosas en el juego del Alcoyano que no se sostienen. Francis Ferrón de nuevo volvió a ser un oasis en medio de la nada. El sábado ni la olió. Óscar Cano quiso adormecer tanto el partido que su equipo se llevó tres goles en doce minutos. El domingo llega el Olímpic de Sandroni, un especialista en despachar colegas. Ya lleva tres en poco tiempo. Se llevó por delante a Esteve (Huracán) en noviembre pasado, hace un mes le tocó a Nico López (At. Baleares) y su victoria en el Rico Pérez le costó el puesto a Pacheta. Habrá que estar atentos a la reacción del Collao en caso de un nuevo tropiezo. Seis partidos pinchando sería demasiado para una afición que empieza a estar harta.

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