Cobián, un galeno de altos vuelos

El adiós de José Antonio Rubio del Deportivo no solo dejó un enorme hueco en lo profesional tras más de dos décadas como médico titular del club, sino en lo personal por el gran vínculo que se había generado tras tantos años de intensa relación. La elección no era fácil y tras semanas de búsqueda, la entidad anunciaba el nombre de César Cobián como sustituto. Fue el propio doctor Rubio quien le animó a aceptar la propuesta a este gallego que conoció de primera mano uno de los episodios más gloriosos de nuestro fútbol.

Cobián es de A Coruña y durante casi dos décadas ejerció como galeno del Deportivo, pero no un Deportivo cualquiera sino el recordado Súper Dépor, viviendo en primer línea su gestación a mediados de la década de los noventa con Lendoiro como gestor y Arsenio Iglesias ejerciendo de padre de aquel inolvidable equipo y su posterior declive con el cambio de siglo con la marcha de los astros brasileños que encumbraron una ciudad de menos de 250.000 habitantes que vio como se festejaban una Liga, dos Copas del Rey y tres Supercopas.

Por su consulta pasaron cracks como Bebeto, Djalminha, Donato, Mauro Silva, Fran o Rivaldo. César Cobián fue médico del Súperdepor entre 1990 y 2007. Sobre sus espaldas recaen cerca de un centenar de partidos de Champions con gestas en míticos campos como Old Trafford, San Siro, Parque de los Príncipes, Múnich, Delle Alpi o Highbury, donde se logró vencer. “Fueron años increíbles, que seguramente será difícil que vuelvan para una ciudad como A Coruña, pero que yo tuve la gran suerte de vivir de una manera muy cercana y formando parte de aquel pequeño trozo del fútbol español”, rememora el actual médico del Alcoyano.

Su oficio le llevó a aceptar en 2007 la dirección del desaparecido centro de rehabilitación del deportista La Calderona. Se vinculó de nuevo al fútbol como médico del Castellón en el año del descenso a Segunda B. Después se trasladó a Alicante y aceptó la propuesta del Hércules con Mandiá en el banquillo, año en el que los del Rico Pérez disputaron el play-off de ascenso a Primera. Ahora trabaja como traumatólogo en la Clínica Vistahermosa. “Después de dejar el Depor, pensé que el fútbol se había terminado para mí, pero mira por dónde, aquí sigo y en el Alcoyano he recuperado una ilusión que creía había perdido”.

Venir al Alcoyano le ha hecho quitarse de encima algunos años y rememorar aquella época de grandes gestas en Riazor. “Casualidad o no, lo cierto es que estoy en un club que va de blanquiazul como el Dépor y sus aficionados animan al equipo con gritos de ¡Deportivo, Deportivo!, igual que pasa en Riazor. En el Alcoyano todo es más familiar y la relación va más allá de lo profesional. En el Depor éramos otro médico y yo, había tres fisios, un psicólogo y un readaptador. Creo que la Segunda B es una categoría muy bonita, en la que también se vive el fútbol con mucha pasión. El año pasado disfruté mucho. Se hizo una temporada espectacular. Faltó la guinda del ascenso. El equipo acabó pagando no tener una plantilla más amplia para no haber llegado tan castigado al tramo decisivo de la liga. Personalmente veo al equipo otra vez peleando por estar arriba. No va a ser fácil, hay grandes equipos con presupuestos que duplican o triplican al nuestro, pero con la ayuda del Collao y esta plantilla, podemos soñar con hacer algo grande esta temporada”.

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