El concierto de Año Nuevo logró crear un ambiente de fiesta

JORDÁ MOREY.

El Concierto de Año Nuevo volvió a crear un formidable ambiente festivo en el Teatre Calderón, en esta ocasión con la Orquesta Filarmónica de Lemberg bajo la dirección del maestro  Yuriy Holota, la soprano ucraniana Tatiana Zhuravel y la jovencísima soprano alcoyana Tania Bou, invitada ésta última expresamente por la Asociación de Amigos de la Música para esta tradicional cita.

El público, que llenaba por completo el aforo, pudo disfrutar con un programa con piezas muy conocidas tanto de los Strauss como de distintos compositores como Mozart, Chaikovski, Berlioz, Brahms y Dvorak, lo cual dio un carácter especial y más diverso a un concierto que, al igual como ocurre en Viena, ya no todo es de la familia musical vienesa por excelencia.

La Filarmónica de Lemberg (Ucrania) es globalmente una más que aceptable orquesta sinfónica de unos cincuenta profesores, que cuenta con una excelente cuerda y madera, pero que, por el contrario, el metal no está al mismo nivel, resultando en algunos momentos incluso estridente, especialmente en lo que se refiere a trombones y trompetas.

A pesar de ello hubo momentos de altura musical con una dirección impecable a cargo de Holota; como ejemplo cabe citar la Obertura de ‘Las bodas de Fígaro’ de Mozart, el Vals de la ‘Serenata para cuerdas’ de Chaikovski, donde obviamente sólo intervienen las cuerdas, la ‘Danza húngara nº 3’ de Brahms o la danza española de ‘El lago de los cisnes’. Hubo asimismo gracia y soltura en la interpretación de las polcas straussianas y elegancia en los valses.

Tatiana Zhuravel, es una soprano lírica con una bonita voz que sabe proyectarla con facilidad y que brilla especialmente en la coloratura y en las notas más agudas; sus intervenciones en el Ária de concierto ’No che non sei capace’ de Mozart, la deliciosa ‘Canción de la Luna’ de ‘Rusalka’ de Dvorak y sobre todo en el vals ‘Voces de primavera’ fueron muy lucidas, cosechando los merecidos ‘bravos’ del público.
Por su parte, la cantante  alcoyana Tania Bou, muy joven y de impactante presencia escénica, supo dilucidar con eficiencia sus dos comprometidas intervenciones, demostrando muy buenas condiciones para el canto. Tanto ‘Il bacio’ (Vals del beso) de Arditi como el aria ‘Mein Herr Marquis’ de la Opereta ‘El Murciélago’ de Johann Strauss, fueron cantadas con sorprendente soltura y con una voz de lírica ligera amplia en las notas medias y excelentemente afinada en los difíciles agudos.

A la soprano alcoyana le queda toda una carrera por delante y estamos convencidos de que su progresión será constante en los próximos años; el público le dispensó sonoros aplausos.

El Ballet Inma Cortés puso la nota de color y vistosidad con unas coreografías muy logradas y una iluminación especial. Sus cuatro intervenciones: ‘Vals de la ‘Serenata para cuerdas’ y la danza española de ‘El lago de los cisnes’ de Chaikovski; la Polca francesa ‘Del yunke’ con salida de un herrero muy gracioso incluido, y ‘El Danubio azul’ encantaron al público. Un sabroso concierto en definitiva.

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