Ha fallecido el tenor alcoyano Fernando Bañó

Juan Javier Gisbert despide con estas líneas al popular Fernando Bañó, como tenor y también como comerciante del carrer Sant Francesc con sus “Plásticos Bañó”.

Bañó, nuestro querido tenor, se ha marchado en silencio, plácidamente, recordando sus giras triunfales y brindando piropos castizos y de buen gusto a sus enfermeras y cuidadoras. El galán de buena planta, el mocetón que conquistaba con la sonrisa, el desparpajo y la voz a una innumerable legión de admiradoras en España y ultramar, se despidió de todos el pasado martes en Barcelona.

Hoy, paseando por la calle San Francisco de Alcoy, he recordado sus diabólicos apretones de mano, aquel temido dedo pulgar que hacia contraer todos los músculos del brazo en cualquier fornido varón, mientras él soltaba unas carcajadas temerarias. También me venía al recuerdo la imagen del cantante fumándose un cigarrillo a escondidas de su esposa, la fiel y cariñosa Consuelín (su ojito derecho) y el miedo atroz que tenía cuando alguien pretendía hacerle cosquillas, único momento donde el “bruto” de Fernando mostraba alguna debilidad. Igualmente recordaba los fandanguillos que entonaba a flor de labio y a la media voz, cuando alguna clienta o fan de su arte se paraba para saludarle, ofreciéndoles esta perla cantora en forma de halago galante.

Plásticos Bañó formó parte de toda una generación de alcoyanos, siendo el pionero en los años sesenta de este producto, sembrando con ello el furor en todos los hogares de la comarca: “Mantels de hule, fiambreres de plàstic, safes, puals, rastrellets de platja i altres” fue la gran variedad de su pequeña tienda, convirtiéndose en un paraíso del público.

No queremos hablar en el presente artículo de su vida artística, porque ya lo hicimos en nuestro libro “Un Cuarteto de Líricos Alcoyanos” (2004), pero queremos aseverar que Fernando sentía en su corazón y como algo propio el nombre de Alcoy, ciudad a la que estuvo ligado desde el momento que nos visitó para realizar el servicio militar (1943), quedándose aquí hasta su jubilación.

Radio Alcoy, la Asociación de San Jorge y el Círculo Industrial fueron las entidades con las que colaboró de forma asidua, cantando además en los Teatros Calderón y Circo, haciendo con ello las delicias de su entregado público. Su legado, permanecerá siempre unido a Verger y Alcoy, siendo tutelado por su hijo Fernando, que además siguió sus pasos como tenor ligero, convirtiéndose en un excelente pedagogo del arte del “bel canto” y además en un reputado experto en las técnicas vocales.

Han sido noventa y un años de vida intensa, rodeado de cariño y afecto, siendo admirado y reconocido, y disfrutando de su longevidad con el privilegio de su voz, que resonó en su “maschera” prácticamente hasta el final de su existencia.

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