Pipicanes gratuitos

El ayuntamiento de Sant Joan d’Alacant va a crear un servicio de limpieza, control y vigilancia de los excrementos caninos que los perros de esta localidad alicantina depositan a diario sobre sus calles y plazas según publicó el diario Información la semana pasada. Para llevar a cabo este servicio un funcionario municipal conducirá un vehículo adaptado y rotulado que realizará las tareas de limpieza de deposiciones y de vigilancia de los perros que a diario sacan a pasear sus dueños. El ayuntamiento alicantino estudiará aquellas zonas ciudadanas donde se concentran mayor número de paseantes perrunos con el fin de crear instalaciones de “pipican” donde puedan concentrarse las meadas de los perros, zonas urbanas que, según el proyecto, serán limpiadas dos veces al día y desinfectadas cada cuatro meses.

Estas medidas las ha aprobado el ayuntamiento de Sant Joan d’Alacant a la vista del descontento de numerosos ciudadanos que encuentran a diario excrementos de perros en sus calles. La noticia también señala que la medida contribuirá a intensificar el control sobre aquellas personas que no recogen los excrementos de sus perros pero las meadas de los animalitos, al parecer, disfrutarán de “pipicanódromo” privado.

Lo primero que me sugirió esta información es que el ayuntamiento alicantino debe tener una economía muy saneada porque crear un vehículo adaptado para recoger cacas de perro, con chófer y se supone que uno o dos ayudantes, cuesta dinero. Y dispuestos a denunciar a los ciudadanos que se dejen las “muestras” de sus perritos en la calle, propietarios de canes que según las ordenanzas municipales de aquella población podrían ser sancionados con multas entre 30 o 600 euros.

Aquí en Alcoy también vemos excrementos de perros por las aceras y nunca se le ha ocurrido al Ayuntamiento crear un servicio de recogida de cacas, con un vehículo especial, chófer supongo que uniformado y mucho menos un “pipican” para que los animalitos se alivien cuando tienen necesidad de vaciar su vejiga. Hasta ahí podíamos llegar con medidas de costo obligado, cuando en este pueblo nuestro ayuntamiento anda con un presupuesto cada año más apretado por constante pérdida de contribuyentes, más teniendo en cuenta que heredamos de los anteriores munícipes del PP millones de euros en deudas y no pocos enredos judiciales que estamos pagando los de siempre o sea, los ciudadanos.

Pero en cuanto a los “pipican”, nuestro ayuntamiento, en un alarde de progresismo y servicio a la sociedad, hace muchos años construyó uno en una esquina de la plaza del Alcalde Evaristo Botella; apenas fue utilizado hasta que desapareció. En nuestro pueblo los “pipicanes” son “debaes”, carecen de vigilancia y muchos menos de limpieza. Algunos perritos se alivian donde pueden pero el “pipican” más sugestivo, digno de formar parte de los recorridos turísticos que se organizan en nuestro pueblo, lo tenemos en los bajos de una finca de la calle Murillo, esquina a Juan de Juanes.

La casa, de aceptable presencia, tuvo en la planta baja una tienda que vendía electrodomésticos, hace años cerrada. Las tres puertas de entrada al comercio, pero sobre todo el chaflán de la finca, muestran unos “pipicanes” que con el tiempo las meadas de perro han solidificado sobre las paredes de las ocho esquinas del establecimiento. Los pegotes de “pixum” perruno en las paredes se prolongan sobre la acera, cuyos surcos sirven como eventual alcantarillado, líquidos que desaparecen por evaporación o transportados por las suelas de quienes por allí circulan, aunque dejan allí sus marcas.

El Ayuntamiento de Alcoy lleva varias legislaturas tratando de potenciar el turismo en nuestra ciudad por eso hemos participado en esa gran manifestación ferial que fue Fitur. Seguro que no se les ocurrió presentar a los futuros turistas, sobre todo si son extranjeros –los perros europeos son tan educados que no mean en los muros de las casas– , los “pipicanes” de la calle Murillo, que además son muy interesantes por su antigüedad. Porque aprobar la creación de un servicio de limpieza perruna y varios “pipicanes”, como proyectan en Sant Joan d’Alacant, no está el horno económico municipal para estos bollos.

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