Qué ganas tengo. RAFAEL J. VALLS BUITRAGO

Últimamente estoy siguiendo con atención la mayoría de intervenciones en los medios de comunicación de nuestros líderes políticos, que aprovechan todo momento e instante para hacer política de campaña para las próximas elecciones. Parecer ser que en estas elecciones generales los votos van a estar muy repartidos y máximo con el resurgir de estos dos nuevos partidos políticos de ámbito nacional denominados Ciudadanos y Podemos. El pastel se va a repartir entre todos de la manera que mejor les convenga, cada uno dentro de sus conveniencias o menesteres. No sólo vamos a tener que conformarnos con los históricos PP y PSOE que siempre son mas de lo mismo, sino que ahora son dos mas en escena pero que al final será también mas de lo mismo, pero hay algo que se ha perdido ya que si el PP y PSOE en cuanto manos y aún siendo rivales políticos, siempre han tenido muy claro que hay cosas que ni se pactan ni se negocian, pero ahora con estos dos nuevos jóvenes líderes, la cosa cambia ya que todo vale.

No entiendo como estamos asistiendo a ir acostumbrándonos a ver como descamisados y con poca seriedad de imagen se atreven a declamar que los valores esenciales de una Nación como son su bandera, su ejército, su himno, su unidad, su grandeza y su indivisibilidad se pueden poner en entredicho y además alentar a que ello sea posible. Como es posible que un general de cuatro estrellas pueda formar parte de un partido político a quien estos valores inamovibles por nuestra Constitución se puedan siquiera poner en entredicho, como a pesar de intentar acuerdos para frenas las airadas y continuadas bravuconadas de los partidos nacionalistas hablan sin pudor de no someterse a ninguna legalidad que no sea la suya propia, y que lo digan con total impunidad y además despreciando y retando a todos los que en nada queremos estas situaciones porque no conducen a nada sino a revivir situaciones pasadas en indeseables, pero ellos dale y que dale con sus tozudas y retorcidas ideas golpistas y separatistas y un día y otro día tenemos que oír como alzan sus voces de repúblicas independientes de España, cuando forman parte de ella.

Donde están aquellos políticos correctos, tecnócratas, vestidos con traje y corbata y afeitados, con los zapatos lustrosos y los pantalones planchados, con estudios y para quienes la diplomacia es la parte mas esencial del respeto y de ser respetados, quienes cuando se dirigen a un contrario lo hacen con mesura y cordura mirándoles de frente, con la mirada limpia y la palabra clara sobre nuestros valores constitucionales, nuestra corona que ya nadie respeta, para quienes el trabajo, la honradez, el honor y hacer buena política era un fin esencial y no permitían la falta de respeto ni a las personas ni a las instituciones, aquellos para quien poner su lado al descamisado suponía una incomodidad para el descamisado. Que ganas tengo de oír hablar a alguien que lidere un partido nacional para quien no tenga ningún perjuicio en llamar traidor al traidor, desmontar sus irrespetuosidades con valentía y dignidad, de poner el acento en lo legal y no legal, de no consentir el mas mínimo menosprecio a España y lo que representa sin avergonzarlo y vilipendiarlo públicamente, de no consentir mas desmanes ni entusiasmos revolucionarios baldíos por no ser legales ni coherentes y de achantar a quien con sus bravuconadas divide España con sus frases repensadas y altisonantes.

Que ganas tengo de que alguien se atreva ya de una vez por todas de crear ese partido serio y riguroso que no tenga remilgos en no pactar nada con nadie para conseguir nada a cambio que no sea el respeto total y absoluto por España y que los valores que nuestros antepasados nos han transmitido no se vean coartados y tengamos que bajar la mirada cuando ellos se crecen en sus veladas frases que alentan al desasosiego y el no entendimiento y se alejan de los valores máximos y esenciales de amor de Patria, amor de hombre y amor de Dios. Que ganas tengo de que llegue el día en que se imponga el recto criterio ante la variopinta y manipulada política que estamos viviendo en el que todo ya vale para mantener el sillón a pesar del deshonor que España está viviendo. Que ganas tengo de no tener mas ganas de escuchar como españoles reniegan de serlo y además se lucrar y alegran de ello.

Que ganas tengo………

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