¿Todos los santos?

Al escribir estas líneas no sé lo que va a pasar en la estupenda feria que se celebra en nuestra vecina Cocentaina, por lo tanto voy a comentar lo vivido en años anteriores sin saber realmente que habrá pasado en esta ocasión.

Pocas son las veces que me he perdido la visita anual, y si ha pasado ha sido por alguna causa ajena a mi voluntad. Me gusta pasear con mi familia por esas bellas callejuelas de la ciudad condal. Siempre encuentras algo nuevo, detalles que no te dejan impasible, ese ambiente de feria con paso obligado por las atracciones y aunque uno es ya mayorcito no puedo dejar de subir, aunque sea al tren de la bruja y sentirme por unos minutos como un niño. Caminar a pequeños pasos por el gentío, ese olor de pollo al ast, patatas fritas o almendras garrapiñadas, ese rum rum, de cientos de personas hablando, mezclado con la música de cada chiringuito, el grito de los vendedores contando las virtudes del producto expuesto, deseosos de vender, los típicos ambulantes vestidos con ropas del medievo, cantos populares valencianos o historias contadas por trovadores. No pueden faltar la exhibición de las aves rapaces o los típicos cuadrúpedos que son parte fundamental en esta feria acompañados por sus inseparables amigas las moscas. Vinos, vehículos, ropa, antigüedades, comida, arte y un largo etcétera, sin olvidar al hombre de voz ronca que cada año me cautiva con sus artículos de cocina pelando, y haciendo diferentes decoraciones con frutas y hortalizas, es un auténtico artista porque luego lo utilizo en casa y no me sale ni parecido. Todo esto y más es la preciosa feria de todos los santos.

La lástima es que no sepamos, en verdad, que es un santo, más allá de los que estamos acostumbrados a ver o que nos han enseñado, esas figuras de madera tallada o diferentes materiales de personas que seguramente fueron en su día fieles sirvientes. Según la biblia, los santos están en la tierra, no se les reza, ni son reverenciados, al contrario, son ellos quienes con su estilo de vida reverencian y adoran al Único Santo Dios. Son los que conocen la buena noticia acerca de Jesucristo, obedecen las enseñanzas del evangelio en todo y son diferentes para Dios. ¡Se es, o no se es!

Dice la bíblia que la santidad es: ( 1 ) Una cualidad fundamental de Dios y de su Espíritu: ( 2 ) una virtud indispensable de todo verdadero creyente. En ocasiones se debe traducir, “separado”. Aquel que se aparta del pecado para glorificar a Dios. Ser santo es lo opuesto a estar contaminado del pecado. La santidad de Dios es Su cualidad absoluta y fundamental. Su pureza absoluta, inmaculada, manifiesta Su gloria deslumbrante y eterna.

Todos aquellos que nos consideramos cristianos debemos tener como meta el ser santos y mirar como ejemplo al único y verdadero santo, Jesucristo. Al Único, Dios, digno de nuestra alabanza.

Si aceptamos el reto de ser del pueblo de Dios atendamos a sus palabras en el libro del Antiguo Testamento de Levítico 20:26 Vosotros seréis santos para conmigo, porque yo, el Señor, soy santo y os he distinguido de los demás pueblos para que seáis míos.

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