Un reinventado Jerez, para perderse

Cuando parecía que las grandes bodegas de Jerez estaban condenadas a desaparecer y perderse; cuando la gran aportación ecológica española veía como, poco a poco, su consumo se reducía, sin encontrar el relevo generacional de sus consumidores, más allá de la infernal mezcla del rebujito… fue entonces cuando las grandes familias jerezanas despertaron de su letargo y entraron con fuerza para volver a poner a Jerez en el panorama vitivinícola español y ser una opción más, junto con otras zonas como son Rueda, Valencia…

Para ello utilizan la materia prima que les diferencia, sus cepas de Palomino Fino, Pedro Ximénez,… su clima único y sus suelos calizos, que mezclan modernidad y tradición.

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Bodegas Romate es propietaria de Cardenal Mendoza. Como ellos mismos reconocen, este gran brandy es el sustento de la casa. Esta afamada bodega, surgida a finales del siglo XVIII, en la zona de Jerez de la Frontera, sigue manteniendo la esencia de su fundador y es, a día de hoy, de las pocas bodegas de la zona cuyos propietarios siguen siendo jerezanos…

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Su proyecto es un concepto pionero en la zona, llamado “Faq Inusual Sherries”. Se trata de una trilogía de vinos con esencia Jerez, tipicidad Jerez, pero muy diferente.

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Su vino “Voy a perderme”, pertenece a esta trilogía. Es en nariz todo aquello que podemos esperar de un vino de Jerez, olores a frutos secos, dátiles, carbón vegetal, flores, levaduras, masa de pan… pero al probarlo descubrimos un vino totalmente diferente con una sequedad de nariz que no corresponde a la dulzura y finura de su boca.

Reinventarse o morir y en las tierras de Jerez han apostado por reinventarse, ¡bienvenidos de nuevo!

Salud

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